En la crisis en la que nos encontramos, los políticos han visto necesario realizar una serie de recortes en ciertos ámbitos sociales, como la educación o la sanidad. Estos recortes han creado un descontento por parte del pueblo que se ha manifestado en diversas ocasiones, lo que ha generado conflictos entre los ciudadanos y el gobierno. El pasado día 20 de febrero, tras tres días de enfrentamientos entre estudiantes que protestaban por la reducción de presupuesto en la educación pública en Valencia, y los antidisturbios, el jefe de policía, Antonio Moreno, se refirió a estos alumnos como “el enemigo”, palabras que han hecho eco en la conocida como primavera valenciana, nombre que habían recibido estas protestas con sus respectivas opresiones. Las palabras exactas fueron las siguientes:

Comprenderá que no le voy a decir, no es prudente, desde el punto de vista de la táctica o técnica policial, que yo le diga al enemigo cuáles son mis fuerzas o mis debilidades”.

(http://www.youtube.com/watch?v=uctPToj2LNc)

Hasta la fecha se entiende por enemigo, como bien define la RAE: “Dicho de una persona o de un país: Contrarios en una guerra”. En la propia definición se utiliza la palabra guerra, que evoca directamente una lucha entre dos bandos. En este caso, Antonio Moreno esta declarando oficial una guerra en la que los estudiantes son los enemigos de la policía. Se debe tener en cuenta que que en esta declaración se han separado Gobierno y parte de los ciudadanos en dos bandos distintos.

Tras esta declaración, veremos dos tipos de reacciones: por un lado, la corrección del uso de esta palabra para designar a los alumnos y, por otro, la aceptación del término. En la primera de ellas, el termino enemigo mantendrá su significado habitual: enemigo ha mantenido su significado habitual, en el que se refiere a rival o contrario en una lucha.

El día 21 de febrero, tras haber visto la polémica que había causado el comunicado de Antonio Moreno, Jorge Fernández Díaz, Ministro del Interior, expresó su opinión acerca de los hechos con las siguientes palabras:

«Entiendo lo que quería decir pero no ha estado afortunado a la hora de expresarse. Entiendo que es un “lapsus linguae» y que «errare humanum est«.

(http://www.lavanguardia.com/politica/20120221/54256725373/jorge-fernandez-diaz-desafortunadas-declaraciones-jefe-de-la-policia-valencia.html)

Dos días después, el director general de la policía, Ignacio Cosidó, reformuló la postura de la Policía, sí bien no aludió directamente al discurso de Antonio Moreno.

La Policía Nacional no tiene enemigos, tiene la importante misión de garantizar los derechos de quienes se manifiestan legalmente y proteger los de quienes no se manifiestan y pueden ser víctimas de la violencia”

(http://www.cope.es/espana/23-02-12–cosido-en-cope—cuando-esta-en-peligro-la-seguridad-publica-la-policia-debe-intervenir-278613-1#anc_audios)

Además de declarar que la policía no tiene enemigos, utiliza otra serie de términos para expresar la situación, distingue entre los manifestantes legales y garantiza su derecho de manifestación y, por exclusión, distingue también los manifestantes ilegales, grupo al cual pertenecerían los estudiantes, contra los que se sitúa. Igualmente destaca una nueva función, la de proteger a los no manifestantes y marca la posibilidad de que estos puedan ser víctimas de las acciones de los protestantes.

Finalmente, los propios manifestantes salieron de nuevo a las calles el día 22 de febrero bajo el lema “Somos el pueblo, no el enemigo”. Vemos que aquí se equiparan dos términos,  pueblo y enemigo, los cuales no eran similares en ninguno de sus significados antes del discurso de Antonio Moreno.

Pero hablábamos antes de una segunda vertiente, en la cual se ha producido una aceptación del término enemigo. En la mayor parte de estos casos se ha producido una retorsión retórica, es decir, el público ha tomado las palabras que utilizó el jefe de policía con la finalidad de rebatir su argumentación y así utilizarlo en su defensa. Puede  considerarse un contraataque a modo culto, demostrando así que los afectados eran en gran parte estudiantes. Se observa cómo, tras el comunicado de Antonio Moreno, está retorsión retórica ha originado una redefinición en la que dicha expresión ha tomado muchos casos una valoración positiva en contraste con el aspecto negativo que evocaba anteriormente.

Gran parte de los que se identificaban con el nuevo concepto de enemigo hicieron sonar su voz en la red social Twitter bajo el hastag #Yotambiénsoyelenemigo, donde los estudiantes iban marcando los rasgos de esta nueva acepción:

Ramón Martín ‏ @ramonmartinT: “Pienso, luego #Yotambiensoyelenemigo”

En este tweet encontramos una modificación de la frase del filósofo Descartes “Pienso, luego existo” donde no solo se ha sustituido el verbo existir por “ser el enemigo” sino que se relaciona con el “pensar” y la cultura que esto conlleva, ya que la protesta era estudiantil. Además de esto, como ya hemos dicho, se trata de una cita filosófica, lo que evoca cierto nivel de erudición.

Smanix de Mauron‏ @SmanixMauron: “#YoTambienSoyElEnemigo porque tengo cerebro para pensar y boca para hablar. Y eso me hace peligroso.”

Aquí ya no solo se relaciona con el saber y la acción de pensar, sino que es enemigo todo aquel que exprese lo que al Gobierno no le conviene que se diga sobre él, destacando que el peligro está en la voz del pueblo.

Tras haber seleccionado la palabra enemigo, a pesar de que no se tratara de un contexto guerrero, se abre un campo cognitivo bélico donde el material escolar será tratado como si fuera material de guerra.

Vanocra‏ @Vanocra: “#yotambiensoyelenemigo ¡Alto! ¡Tengo una Enciclopedia Larousse y no dudaré en utilizarla!”.

Esto no solo se verá en Twitter, sino que el periódico El País denominará los materiales escolares como “armas”, tanto en el título del artículo El arma del “enemigo” es un libro como en su interior:

“Eso era todo: un libro, un folio, unos apuntes. Esas y sus manos abiertas y alzadas son el arsenal de “armas” que este martes exhibieron los miles de ciudadanos”

(http://politica.elpais.com/politica/2012/02/21/actualidad/1329854243_525158.html)

También están aquellos que reformulan frases que varían de significado según el sentido en el que se aplique la palabra. La más famosa de ellas será la escena cómica de Miguel Gila en la que preguntaba “¿Es usted el enemigo?”, a la que se ha añadido una serie de  respuestas como las que podemos ver a continuación:

Sandra Radke ‏ @br0k3nm1nd: “- ¿Oiga? ¿Es el enemigo? – Sí.
– ¡Pues póngase a estudiar, que tiene exámenes!”

Joshua Miravalles ‏ @joshmigo: “¡Oiga! ¿Es el enemigo? ¿Pueden parar la guerra un momento? es que mis soldados están en el recreo (…)”

Xavier Cugat ‏ @cugatx: “- Oiga, ¿es el enemigo? – Un momento, que están en clase de matemáticas #yotambiénsoyelenemigo”

(La ortografía ha sido normalizada)

Con esta modificación del monólogo de Gila se trata de dar un toque cómico a  los sucesos.

Como vemos, el uso de la palabra enemigo en el comunicado  de Antonio Moreno produjo una rápida respuesta por parte de la sociedad en cuestión de horas mientras que los cambios semánticos suelen ser un proceso lento y riguroso. Cuestión de tiempo también será el observar si este cambio semántico se mantendrá o simplemente desaparecerá tan rápido como fue expandido quedando en las memorias como un símbolo de lo que un día fue la primavera valenciana.

Patricia García Olmeda

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