La reforma laboral que se ha llevado a cabo en nuestro país para mejorar la situación de déficit económico que sufre España desde 2008 se ve reflejada en la prensa, donde se ha dejado patente que ha dividido a la sociedad entre sus partidarios y sus oponentes. En el siguiente estudio se mostrará qué tipos de argumentos se utilizan para hablar tanto a favor como en contra de dicha legislación, y de qué manera los elementos que se emplean  en ambas argumentaciones están relacionados, pero de un modo opuesto. Para ello hay que tener en cuenta la teoría del lingüista Oswald Ducrot, según el cual pueden existir dos expresiones que ofrezcan la misma información pero, no obstante, posean una orientación argumentativa distinta. Y añade que dicha función está vinculada a la estructura de las palabras, las cuales pueden tener mayor o menor peso (fuerza argumentativa) para llegar a una conclusión determinada.

El argumento más recurrente en la prensa española para hablar sobre la reforma laboral, tanto a favor como en contra, es el tema del despido. Esto se debe a que beneficiaría –si se evitara– o, perjudicaría –si aumentara– a una gran parte de la sociedad. Debido a ello posee una gran fuerza argumentativa. En los diarios en que se aboga a favor de las reformas llevadas a cabo por el gobierno se destaca la disminución de los despidos ya que: “la Reforma[sic] propiciará la contratación” ( elEconomista.es). De modo que en este caso se obtiene el siguiente esquema:

< + reforma, +contratación>.

Por el contrario, en los diarios en los que se manifiesta una oposición a dichas reformas, se apela a que esta legislación “[…] producirá un despido más barato” (Expansión) o,: “Aumentan los ERE porque la ley ofrece más facilidades”( El País). A partir de estos dos enunciados el esquema quedaría del siguiente modo:

<+ reforma,+ despidos>à <+reforma,-contratación>

Así las cosas, era de esperar que los argumentos que se utilizan a favor de dicha reforma aporten consecuencias favorables, mientras que los contrarios ofrezcan repercusiones negativas. Sin embargo, si se unen los esquemas extraídos de ambas argumentaciones se obtienen argumentos con una orientación argumentativa opuesta. De esta manera el esquema que resultaría sería el siguiente:

<+reforma,+ contratación>/<+reforma,-contratación>

Sin embargo, no son los únicos argumentos con una orientación argumentativa opuesta que se extraen a partir de los artículos escritos sobre la reforma laboral. A pesar de que el tema del despido es el más recurrente, existen otros elementos que también se han empleado para analizar las consecuencias de la reforma laboral, como son la pobreza y la situación de la mujer. Aparecen con menor frecuencia debido a su carácter más particular, ya que se trata de subargumentos que están comprendidos dentro del tema del despido. No obstante, apelan a la emotividad del lector, hecho que constituye un punto a favor de los mismos.

  1. Por lo que se refiere al tema de la pobreza, escogido como argumento empleado a favor, se lee que: “Los ministros de Empleo de la UE discutirán este viernes las reformas que cada país espera poner en marcha […] para evitar que más ciudadanos caigan en riesgo de exclusión y pobreza.[…]España es el país de la Unión Europea donde más aumentó el riesgo[de pobreza] entre 2009 y 2010 debido a la crisis económica ” (La Gaceta). De  manera que:

< + reforma, -pobreza>.

En cambio, como argumento utilizado en contra se extrae que: […]El efecto de todo ello[de las reformas tomadas] será muy profundo y de largo alcance[…] La última consecuencia será aumentar la pobreza y la desigualdad.” .(El País) Por lo que:

<+ reforma,+ pobreza>

De nuevo en este caso se obtiene como resultado esquemas opuestos argumentalmente:

< + reforma, -pobreza >/<+ reforma,+ pobreza>

2.   En cuanto a los diarios que apelan a la situación del sector femenino en el mercado laboral se detecta que los diarios partidarios de las reformas  resaltan las mejoras que obtendrán las mujeres, ya que: “la Reforma Laboral [sic], contemplará nuevos incentivos para la contratación de mujeres en general y de mujeres jóvenes”. (El imparcial)

< + reforma, + contratación de mujeres>

Por otra parte, como argumento contrario resaltan que: “Muchos serán los afectados por la nueva reforma laboral aprobada […], pero especialmente las mujeres.[…] tendrá como consecuencia expulsarlas del mercado laboral..(Público.es). Por lo que:

<+ reforma, – contratación de mujeres>

Si se unen los dos esquemas que resultan a partir de estos argumentos también ofrecen como resultado argumentos con una orientación argumentativa opuesta:

< + reforma, + contratación de mujeres>/ <+ reforma, – contratación de mujeres>

De este modo se observa que ambas partes recurren a los mismos elementos para sus argumentos, pero les otorgan orientaciones argumentativas opuestas. Por lo que, a pesar de que  Aristóteles ya nos advertía de que: “no se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo la misma forma”, bajo el prisma de la retórica observamos todo lo contrario. No sabemos si esto sólo ocurre en momentos difíciles, pero lo que sí sabemos es que no se trata de ser o no ser; sino de qué forma es la más apropiada en cada contexto para conducir a una conclusión concreta. Debido a ello lo sorprendente del caso es contemplar con qué sutileza se emplean los mecanismos retóricos, en los que tan solo es necesario invertir el contenido de una palabra para significar lo contrario o buscar un elemento más convincente en una situación concreta. Ello nos demuestra que el universo de las palabras no acaba con lo que se ve escrito, sino que subyace una dimensión oculta bajo ellas que es la responsable de la orientación argumentativa que poseen. Esta dimensión se hace patente en tiempos de incertidumbre como el actual. Tal vez la crisis económica nos sirva para tener conciencia de que no lo que resulta más creíble deba ser lo verdadero…

Cristina Aguado Robles

Existe un lenguaje de la crisis, eso es indiscutible. Cuando hablamos de crisis, por supuesto, nos referimos a la crisis económica que nos rodea. Desde que se empezó a hablar de ella el pasado decenio, los diferentes medios de comunicación nos bombardean cada día con una serie de palabras que antes no utilizábamos. Podríamos poner una serie interminable de ejemplos como prima de riesgo, stock opcions, impagos, etc.

Aquí vamos a analizar un término que estos días estamos oyendo constantemente: recorte y su plural recortes. Lo vamos a tratar desde diferentes puntos de vista lingüísticos (especialmente, desde el semántico y desde el sintáctico). Empezaremos centrando nuestra atención en la cuarta acepción en plural de dicha palabra que, en la definición del DRAE, se define como «Porciones excedentes que por medio de un instrumento cortante se separan de cualquier materia trabajada hasta reducirla a la forma que conviene».

No es un término precisamente económico pero, al igual que otros como tijeretazo (ver Tijeretazo: de recorte a ajuste…) se han adaptado para mostrar de manera gráfica el resultado de esas medidas que se están adoptando en estos tiempos de  crisis.

Como hemos comentado, tras el empeoramiento de la situación económica y con las reformas del actual gobierno, su uso ha crecido tanto que es una de las palabras más utilizadas estos días. Para comprobar con más claridad este considerable aumento, examinaremos la siguiente tabla tomando como referencia dos periódicos, uno de tirada nacional,  ABC, y otro regional,  Levante.

ABC Levante
Primeros tres meses de 2011 1044 478
Primeros tres meses de 2012 2571 1754
11 de mayo de 2011 20 17
11 de mayo de 2012 44 45

Tras comparar estos dos periodos de tiempo (trimestre y día) y después de haber analizado los resultados podemos confirmar que el uso del término se ha duplicado en 2012. Debemos señalar que en Levante se hace distinción en el uso de la palabra entre plural y singular.

Este término tiene dos modalidades de uso: en su forma metafórica y en su forma literal. Es evidente que el uso literal se mantiene en el léxico de la moda, como por ejemplo en el blog Prêt à porter (perteneciente a La Gaceta), en donde encontramos una entrada en la que podemos leer: «Shorts: los recortes también llegan a los pantalones.» Así como en el ámbito taurino donde recorte aparece lexicalizado: «únicamente destacó el uso del capote, a la verónica y en un recorte para poner al toro en suerte en el caballo.» (25/04/2003, ABC). También lo podemos ver en el campo de la pintura y de la literatura. En cambio, su uso metafórico en el contexto económico se aprecia en el siguiente ejemplo: «Fabra asume que los recortes del PP provocarán contestación social» (17/11/2011, El País). Igualmente en determinados lemas: «No a los recortes», donde recortes ya alude a una realidad distinta, esto es, al efecto de recortar.

También existen diferencias entre el singular y plural de recorte. En plural tiene un significado más general, es decir, un uso más amplio y una mayor extensión, por eso su uso es mucho más frecuente. En cambio, recorte se aplica de un modo más bien literal y reducido. El valor de plural del primero de estos términos hace que sea menos accesible el referente, puesto que no sabemos a qué tipo de recortes en concreto se refiere, como se demuestra en: «Reprochan a la Junta su petición de recortes para la escuela concertada» (16/04/2012, ABC).

Analizando la posición sintáctica de recortes, se observa que aparece con más frecuencia como complemento directo seguido de las funciones de sujeto y de complemento del nombre. Tenemos un ejemplo de sujeto: «Los recortes del Gobierno dañarán más a los institutos que a los colegios andaluces» (16/04/2012, El País). Cuando es sujeto, el objeto directo suele ser sanidad, educación, déficit, etc. y además aparece mermado con verbos de connotación negativa como dañar, afectar, desbocar, etc. En cambio, cuando recortes es objeto directo aparece dominado por un sujeto con capacidad de acción que normalmente es el Gobierno, la Comisión, la alcaldesa, empresarios, etc. Así, se puede constatar en este titular: «El Congreso aprueba los recortes en Sanidad y Educación con los votos ‘solitarios’ del PP» (17/05/2012, 20minutos)

En definitiva, la palabra recortes hace referencia a una figura que aparece separándose de un fondo, para lo cual hay que cortar la figura. Los recortes son los elementos que sobran. Aplicado esto a recortes en sanidad, por ejemplo, eso quiere decir que lo que se quita es un elemento que no hace falta para la figura. Si eso es así o no, el tiempo lo dirá. De momento, veamos esto como un conjunto de recortes en lo social, aunque el sobrante, traducido lingüísticamente, acaba en los discursos públicos. Pura pragmática.

Paloma Corella Montero