A lo largo de la crisis, numerosas expresiones han acabado convirtiéndose en clichés fácilmente reconocibles, empleados por políticos tanto de un signo como de otro para justificarse. Como apunta Luis Daniel Izpizua en su artículo “Posibilidades”, publicado en El País (23/05/2012), “Se repite hasta la saciedad que nuestros actuales problemas derivan de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Ahora bien, ¿cuáles eran nuestras posibilidades?”.

Multitud de artículos como este, “Por encima de las posibilidades ¿de quién?” (Francisco Pastor Guzmán, El País 24/02/2012, “La ofensiva mediática de la derecha” (Josep Sorribes, El País, 09/04/2012), o “Las mentiras de la austeridad” (Fernando Luengo, Jorge Uxó, El País, 05/05/2012) tienen como tema principal el desmontar cómo ciertas políticas que apoyan los recortes utilizan esta expresión argumentativamente, como apunta este último:

“Otra falsedad es que ‘hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora toca hacer un esfuerzo colectivo de austeridad’. Este mensaje elimina las diferencias sociales, como si todos hubieran tenido la misma capacidad de endeudamiento o de capturar las rentas generadas por las burbujas, o como si los recortes no estuvieran afectando especialmente a los más vulnerables. Y se desliza además que ‘todos’ somos corresponsables de la crisis, quedando sepultada una explicación más profunda que enfatiza precisamente las desigualdades como un elemento central” (Fernando Luengo, Jorge Uxó, El País, 05/05/2012)

Así pues, distinguimos dos usos de esta expresión: el primero, tomado literalmente, es empleado por políticos de todo signo, como Rajoy, Aznar, Mayor Oreja, Zapatero, y empresarios como Juan Roig, para justificar los recortes en derechos sociales y laborales:

“Juan Roig, propietario de una empresa que vende productos por valor de 15.500 millones de euros y emplea a 62.000 personas, lanzó ayer un aviso a navegantes. La crisis no ha acabado, vaticinó el presidente de Mercadona, quien dejó claro que los españoles han vivido por encima de sus posibilidades y alertó de que el único camino para no retroceder en calidad de vida pasa por aumentar la productividad”. (“Un baño de realidad”, ABC, 05/03/2010)

Y el segundo, que podríamos denominar contraargumentativo, oscila desde el desmontaje retórico, como el ejemplo de antes, pasando por la ironía más abierta,

“Ahora, ante un festín verdaderamente indigesto que nos hace hablar de los millones de euros como si fueran calderilla, hay más de una mente despejada que sigue con ese mantra de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” (Félix Madero, “Vivir como ricos”, ABC, 04/06/2012).

y la negación tajante

“Hay una inmensa mayoría de ciudadanos que no hemos sido partícipes de la crisis de ningún modo, que no hemos disfrutado de ninguna vaca gorda y que no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades en ningún momento, especialmente los de rentas más bajas, que justamente van a ser los más perjudicados por los recortes”, (José Ignacio Rojas, “Recortes para todos”, El País, )

llegando a la desesperación más absoluta:

“Si vuelvo a oír eso de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, gritaré y gritaré” (Ignacio Vidal Folch, “Eufemismos de la situación”, El País, 24/02/2012).

En esta entrada nos proponemos analizar los usos de esta expresión en los últimos cinco años, clasificándolos como argumentativos o contraargumentativos, en las ediciones digitales de dos periódicos de tirada nacional, de ideología política distinta: uno de centro-derecha, el ABC, y el otro de centro-izquierda, El País:

Como observamos, existe una diferencia notoria entre ambas publicaciones. En ABC el primer uso contraargumentativo que se da es en 2012, mientras que en El País este ya se registra desde 2009. En el primero el uso argumentativo es más notorio hasta el 2011, en el que se registran hasta 25 casos, frente a los 7 de El País, pero el quiebre sustancial se da en el paso del 2011 al 2012. La aparición de 9 usos contraargumentativos en el ABC y el descenso del uso argumentativo hasta 15, se contrapone a que en El País ambos aumentan: si bien el aumento del uso argumentativo es leve (de 7 casos en 2011 a 13 en 2012), en el contraargumentativo se pasa de 4 usos en 2011 a 32 en 2012. Las oscilaciones de ambos usos entre los dos diarios puede ser explicada por las diferentes tendencias políticas: en el ABC primará el uso argumentativo frente a El País, aunque cabe recordar que en este el uso contraargumentativo no superará al argumentativo hasta el 2012. Si analizamos el género discursivo en el que se encuentra cada caso, podremos tener una pista sobre ese quiebre que se produce en 2012, que en la siguiente gráfica de los resultados totales se observa claramente:

Tanto en ABC como en El País, la gran mayoría de usos argumentativos se encuentran en declaraciones de políticos en noticias, y los usos contraargumentativos, en artículos de opinión (aunque haya numerosas excepciones). De esto se deduce que los usos argumentativos tienden a pertenecer a ámbitos institucionales, mientras que los contraargumentativos, a la opinión crítica. Si analizamos el principal cambio en la esfera política desde el 2011 al 2012, tendremos la respuesta a este cambio: el ascenso del Partido Popular al gobierno, con todas las políticas de recortes y de austeridad que ha conllevado este paso.

Por tanto, y como conclusión, se explica que ante esta situación desesperante, una gran masa de artículos de opinión pongan en evidencia las estrategias retóricas que sustentan estos recortes que, si bien ya se daban en el gobierno anterior, se recrudecen con el nuevo. El uso argumentativo irá reduciéndose a la repetición casi instintiva de políticos y empresarios del cliché que se ha ido lexicalizando con los años.

Montserrat García

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