¿Es el nimileurista el nuevo mileurista? ¿Acaso se ha convertido con la crisis el mileurismo en una aspiración? ¿Podemos hablar de una generación de jóvenes nimileuritas para quienes ganar 1.000€ es un lujo? Lidia Villalba (“¡Tenemos un nuevo ganador!”) se planteó en 2012 todas estas cuestiones, pero cuatro años dan para mucho. En este lapso de tiempo, un país puede tener un nuevo gobierno, unos Juegos Olímpicos, un Campeonato Mundial de Fútbol e incluso un día más en febrero. Por todo ello, parece lógico que en todos estos años el uso de una palabra varíe, sobre todo en un momento tan convulso como el actual. Además, hay que tener en cuenta que el post anterior aparecía cuando prácticamente el gobierno del Partido Popular, presidido por Mariano Rajoy Brey, acababa de constituirse y daba paso a una legislatura que, si por algo se ha caracterizado, es por sus denominados “decretazos” (con un total de 73 decretos-ley desde 2011) y con sus consecuentes reformas.

 

Así pues, los mileuristas eran aquellos jóvenes que, pese a contar con una preparación académica óptima, se encontraban en una situación económica muy por debajo de la que les correspondería por su formación. El significado de mileurista -formado por composición- no es nada opaco, puesto que actúa como una metonimia que hace referencia directa al sueldo percibido por estos trabajadores altamente cualificados. Como se veía en el post del que hablábamos unas líneas más arriba, con el transcurso de la crisis económica se ha venido produciendo un claro cambio en el uso que se hace del término mileurista y, por ello, aparecían dos valores bien diferenciados: el primero aportaba un matiz degradado al concepto, mientras que el segundo lo concebía como algo a lo que se aspiraba. A continuación, se observan dos ejemplos que vendrían a comprobar lo que venimos diciendo (el primero lo asociamos al primer valor y el último, al segundo):

 

[…] Abandono escolar que, en el caso español, crece a pasos agigantados y se aleja del objetivo europeo de un 85 por ciento de población con enseñanza secundaria acabada, circunstancia que obliga a los jóvenes españoles al desempeño de tareas de escasa cualificación con las que ocupar su tiempo. Son los llamados mileuristas, cuya preocupación sólo alcanza al cobro mensual de esta cantidad. (http://www.abc.es/hemeroteca/historico-11-01-2006/abc/Opinion/la-mala-educacion_1313609674344.html¸ ABC, 11/01/2006)

 

[…] Otro dato, no comparable porque está basado en diferentes premisas, pero muy significativo, es el que aporta la Agencia Tributaria a partir de información proporcionada por los empleadores: más de un tercio de los asalariados (el 34%, 6,7 millones) son seiscientoeuristas. Para ellos, ser mileurista es una utopía. (http://economia.elpais.com/economia/2016/02/07/actualidad/1454872592_809721.html, El País, 07/02/2016)

 

Teniendo esto en cuenta, nos limitaremos a comprobar si es cierto que en estos últimos cuatro años se ha mantenido ese último valor o si, por el contrario, se ha desechado. Con este objetivo, hemos acudido a los buscadores que los principales medios de comunicación escritos de nuestro país proporcionan en sus portales web, para computar el número de veces en que mileurista ha aparecido. A continuación, hemos ido analizando manualmente el matiz que este término adquiría en cada uno de los casos cuando era evidente, distinguiendo así dos grandes bloques. Con todo ello, se han elaborado las siguientes gráfica en la que se observa cómo ha ido cambiando el uso de esta voz desde 2012 hasta 2015 (se han obviado los datos referidos a este año 2016 al considerarlos insuficientes):

 

 

 

 

A partir de estos resultados y tal y como confirman las datos que hemos consultado, podemos afirmar que desde 2012 hasta 2015 se ha cristalizado -en el uso que se hace de la voz mileurista- el primer valor al que aludíamos previamente. De esta manera, resulta lógico deducir que ha desaparecido prácticamente en su totalidad el valor de mileurista, surgido en 2006 cuando Carolina Alguacil acuñaba el término en El País, según el cual se concebía como algo degradado. Por todo ello, el mileurista primigenio pasa a ser considerado como un privilegiado. Las condiciones que servían a Alguacil para elaborar un retrato de este grupo socioeconómico son ahora envidiadas por muchos.

 

 

Con el objetivo de averiguar por qué se ha cristalizado esta modificación del significado de mileurista, resulta imprescindible señalar brevemente los cambios socioeconómicos que, desde 2012, han tenido lugar en España. Así, en primer lugar, no debemos pasar por alto que hace ya cuatro años se aprobaba en un Consejo de Ministros, a través de un Real Decreto-Ley, la nueva Reforma de la legislación laboral. Además, tal y como expone la Agencia Tributaria, en el año 2012 se produce una caída del salario medio bruto anual, que venía manteniéndose estable desde 2008. Así, según estos datos, tiene lugar hace cuatro años un descenso sustancial de los salarios medios, que se deslizan desde los 19.102€ en 2011 hasta los 18.601€ en 2012.

 

Muy ligado a este nuevo valor que se ha ido configurando para mileurista, surgían las voces nimileuristas (o nimis, quizá por analogía con ni-ni) o seiscientoseuristas. Todos ellos se forman siguiendo el mismo mecanismo que se utilizaba en mileurista: así pues, surgen de la suma de un nombre (seiscientos o mil) y un adjetivo (eurista). En este sentido, Villalba se preguntaba en su post si acaso nimileurista podría terminar siendo el “nuevo ganador” y aniquilar así al mileurista original. Analicemos, a partir de la siguiente gráfica, la frecuencia de uso que han tenido estos términos en los últimos años:

 

 

Como puede comprobarse, la voz nimileurista no vino para quedarse, aunque lo pareciera en un primer momento. En el año 2012, el diario El País amanecía con una nueva sección bajo el nombre de “#nimileuristas” y sería en este año cuando el término alcanzaría su mayor esplendor; superando, de hecho, en frecuencia a mileurista. Sin embargo, su utilización ha ido disminuyendo a pasos agigantados en los últimos años, hasta casi desaparecer. De esta manera, hoy por hoy, no sería descabellado afirmar que nimileurista no es ni será el “nuevo ganador”. Se trataría más bien de una palabra que, aunque fue muy recurrente en un momento dado, apenas contó con más de un año de vigencia.

 

En seiscientoseurista nos encontramos ante un caso totalmente opuesto al de nimileurista. Esta voz, que muy probablemente -como demuestra nuestra búsqueda en prensa escrita- surgió al mismo tiempo que mileurista, comenzó a incrementar su uso a partir de 2013. De hecho, aunque al principio pareciese no estar tan consolidada como nimileurista, en los últimos años su utilización no ha hecho más que incrementarse y, por esta razón, es cada vez más frecuente toparnos con ella.

 

Una vez hemos descartado la posible sustitución de mileurista por nimileurista, deberíamos plantearnos otra pregunta: ¿es el seiscientoseurista el nuevo mileurista? Obtener una respuesta clara es imposible, pero la realidad es que no sería difícil que dentro de unos años la respuesta a esta pregunta resultara un rotundo “sí”. Lo cierto es que esta posibilidad es cada vez menos remota, no solo por el aumento en su uso, sino también porque vivimos en un país donde en 2016 el Ministerio de Empleo y Seguridad Social ha fijado el salario mínimo interprofesional (remuneración legal mínima percibida por los trabajadores) en 655,20€. Por ello, solo nos queda esperar unos años para averiguar lo que el futuro deparará a la palabra mileurista y ver si su cénit está cada vez más cerca. Y también, por qué no, para comprobar qué ha sido de los millones de mileuristas y, sobre todo, de seiscientoseuristas que aún hoy y cada vez más sobreviven como pueden en nuestro país.

 

Alicia Salinas

 

 

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