«En el mundo de la música ya está todo inventado». Raro resulta no haber oído nunca esta frase. El mismo ritmo, los mismos acordes o arpegios se repiten de forma casi exacta en diferentes canciones de carácter mundialmente conocidas. ¿Hablamos de coincidencia, referencia o copia?

Siguiendo esta idea, si nos centramos en los argumentos políticos a nivel internacional descubriremos que, como en la música, parece que no hay nada nuevo bajo el sol, mucho menos si nos centramos en el planteamiento discursivo que presentan los dirigentes en época de crisis.

Contrastemos algunos de los ejemplos argumentativos más relevantes en el discurso de Mariano Rajoy (1) en el Congreso de los Diputados del día 11 de julio de 2012, con el del ex presidente argentino Carlos Saúl Menem (2) del 8 de julio del año 1989.

(1)(http://www.lamoncloa.gob.es/Presidente/Intervenciones/

Sesionesparlamento/2012/prsp20120711.htm).

Segunda mitad, tras la exposición de datos

(2) (http://www.bcnbib.gov.ar/novedades/dr.menem1989.pdf)

Como podemos observar, tanto el  planteamiento retórico como discursivo es diferente en cada caso. Difiere de forma notoria el aspecto formal entre ambos ya que si nos centramos en los rasgos generales del discurso del ex presidente argentino, vemos un discurso didáctico y narrativo que permite diferenciar entre la captatio benevolentiae con la que intenta ganarse el favor del público, así como el empleo reiterado de citas bíblicas y parafraseos de autoridades religiosas utilizado para sustentar los argumentos expuestos, recurso no utilizado en el caso del presidente español al no encontrar ningún tipo de figura retórica.

Aun así,  aunque las diferencias sean visibles, también lo son las igualdades en cuanto a los argumentos utilizados para justificar las «medidas excepcionales» que serán tomadas:

«Nos encontramos en una situación extraordinariamente grave y es preciso corregirla con urgencia» (Mariano Rajoy)

«Esta economía de emergencia va a vivir una primera instancia de ajuste. La economía argentina está con la soga al cuello y ya no queda lugar para los titubeos» (Carlos Saúl Menem)

De este modo, nos encontramos ante el mismo argumento expresado desde diferentes países, con más de 20 años de diferencia entre uno y otro: «las medidas son dolorosas, pero son necesarias». Se trata de una idea que corresponde al esquema argumentativo de crisis financiera aplicable a cualquier país que comparta las mismas circunstancias.

Observamos un planteamiento que sigue un esquema circular, llevándonos al mismo punto del que partimos: a mayor gravedad de la situación, el gobierno pide un mayor esfuerzo por parte de la ciudadanía que se traduce en un mayor «ajuste» o mayores «medidas excepcionales», que torna en aún más grave la situación para el mismo ciudadano.

< + gravedad, + esfuerzo>

 < + ajustes, + gravedad >

Para conocer las medidas de Rajoy, se puede visualizar el siguiente video http://www.youtube.com/watch?v=HFRz3PIL0ps o leer el siguiente artículo de  ABC «Las 35 medidas del Gobierno de Rajoy para ajustar  65.000 millones de euros»

http://www.abc.es/20120711/espana/abci-relacion-medidas-ajuste-rajoy-201207111234.html

Sobre las reformas del Estado llevadas a cabo por Menem:

http://www.youtube.com/watch?v=AGlL1FvFMBY&list=PL96792D82CDB1498D

http://www.presidentesargentinos.com/21/primera-presidencia-de-carlos-saul-menem/

Las justificaciones que sustentan ambos argumentos son a su vez, muy parecidas. Se basan en el posterior anunciacio por parte del propio emisor  del  conocimiento de que el tipo de medidas que tomará el Gobierno son duras y de carácter agresivo, por lo que de este modo, intenta contrarrestar el descontento que provocará en los oyentes comentando  su consciencia ante tal situación, volviendo a resaltar que estas reformas se llevarán a  cabo ante la gravedad por la que atraviesa el país a modo de intensificación, reforzando así el mensaje. Si el emisor se pronuncia de modo visible en el enunciado, quedará constancia de su compromiso, lo que generará una hipotética seguridad en el oyente.

Mariano Rajoy: «Sé que las medidas que les he anunciado no son agradables. (…) No son agradables pero son imprescindibles» «Hacemos lo que no nos queda más remedio que hacer». Destacable el uso del plural inclusivo para referirse al Gobierno en su conjunto, para luego cambiar a una primera persona, lo que transfiere el carácter obligativo de la enunciación a una emisión más personal, restringiendo y particularizando el efecto: «Yo soy el primero en estar haciendo lo que no nos queda más remedio que hacer» «Yo soy el primero en estar haciendo lo que no le gusta».

 

Carlos Menem: «Sería un hipócrita si lo negara«. Observamos cómo emplea un argumento ético o moral.  «Sé que vienen días muy duros, pero vienen días duros en los que vamos a sembrar para que dentro de un tiempo prudencial podamos cosechar excelentes frutos»

Ahora bien, como hemos visto, los argumentos de necesidad  planteados son efectivos para una situación  presente que, vista de forma abstracta en los ejemplos, repercutirá en el futuro, por lo que el esquema de tipo circular que se ha mencionado se rompe al encadenar un segundo argumento que muestra el efecto concreto que causará en el futuro  tal afirmación, como observamos en el último ejemplo mencionado.

Carlos Menem utiliza una metáfora visible para situar al oyente en lo provechoso que será la serie de medidas que pretende utilizar, figura retórica que no observamos en Mariano Rajoy, excepto cuando habla de «lograr» salir de la crisis, o «ganarle a la crisis» como si de un juego cargado de estrategias se tratase. Aunque el contenido argumental coincida, no lo hace en cuanto al aspecto formal, debido a que la utilización de figuras retóricas en el discurso político del espacio peninsular es mínima.

Retomando los ejemplos,  observamos cómo ambos políticos encadenan el argumento de lo doloroso pero necesario que resulta llevar a cabo ciertos «ajustes» al hecho de que a partir de estos sacrificios, se garantizará le progreso en el futuro:

<+sacrificios, +progreso>

A ello remite  el final del discurso de Mariano Rajoy «Esto es lo que da sentido al esfuerzo, al sacrificio y a las privaciones. (…) estamos hablando de la esperanza de millones de familias, y muy  en especial, de esa juventud española que aguarda para asomarse a un futuro»  En comparación con el último ejemplo del ex presidente argentino, descubrimos que no solo en esta afirmación, sino a lo largo de todo el discurso, no aparecen marcadores temporales que determinen el momento en el que se verán «los frutos» de tales medidas, como se indica en la cita mencionada mediante «un tiempo prudencial», de carácter totalmente indeterminado y ambiguo.

Por último, el cierre de ambos líderes políticos mantiene prácticamente la misma dirección: aunar fuerzas es la clave. Es decir, de la crisis se saldrá con el esfuerzo de todos.

M.R: «… con la ayuda de muchísimos españoles, que serán muchísimos españoles».

C.M: «Por Dios, todos juntos, hacia el triunfo final (…) levantemos nuestros brazos, aunemos nuestros corazones y nuestras voluntades; la Patria nos espera, el futuro nos espera» 

No podemos dejar de lado cómo ambos líderes, aumentan el sentimiento nacional en relación a lo dicho a lo largo discurso que actúa como cierre, ganando así, la simpatía del oyente mediante el realce de su figura e imagen.

La alusión a la Patria, al país, a sus ciudadanos, es abundante en el discurso de Ménem, considerando que la apelación a la unanimidad  nacional es un elemento regular en el desarrollo de cualquier discurso político al agitar de forma entusiasta el ánimo de sus oyentes. Se trata de una herramienta recurrente en todo discurso que consigue exaltar enormemente a la ciudadanía argentina debido a su arraigado concepto patriótico. Esta sería la causa por la que el aspecto formal de ambos discursos difiere enormemente. Las coordenadas ideológicas, en este sentido, no son compartidas con los discursos políticos peninsulares.

Cabe destacar la importancia del «topoi» en este sentido, que se explica a la perfección en la obra  Historia de la crisis Argentina

( http://www.cadal.org/libros/nota.asp?id_nota=1518 ) y que permiten aclarecer ideas sobre la continua repetición de conceptos como «justicia social«. Muy interesante resulta el estudio de María Piñedo  que especifica el uso semántico en los discursos políticos del ex presidente argentino (http://www.saap.org.ar/esp/docs-congresos/congresos-saap/V/docs/bonetto/maria-teresa-pinero.pdf)

De este modo, tendremos que fijarnos con atención y recordar los argumentos empleados durante la actual época de crisis en España porque, como hemos visto, no importa el país o partido político del que se trate: a los argumentos y a las justificaciones, al igual que el léxico generado por este periodo (corralito, escrache, recortes, etc.), como en el tango, se los verá volver y serán recuperados de manera sistemática.

Tan sólo queda esperar pacientemente a que vuelvan a ser nombrados, aunque ya se sabe que el tiempo es relativo y, sobre todo, que veinte años no es nada.

 

Florencia Battagliero Bocco

“Hemos tenido un dato malo de paro pero no puede cegarnos, ese dato debe convertirse en algo bueno” (Carlos Floriano)

El Gobierno tiene la responsabilidad de valorar los datos sobre cuál es la realidad social en nuestro país. El argumento de Carlos Floriano establece una línea temporal que remite a un pasado en el que estábamos mal: de ahí el presente negativo (“hemos tenido un dato malo”) que llevará a un futuro mejor (“debe convertirse en algo bueno”). Al igual que en este caso, vamos a analizar otros argumentos en los que se valora que la realidad no es tan mala como aparenta ser. Veamos en qué argumentos se apoya el Gobierno para juzgar el dato del número de parados en nuestro país. Estos presentan una línea temporal basada en un presente bastante negativo y un futuro posible positivo.

Dentro de esta orientación argumentativa general situamos dos tipos de argumentos:

En primer lugar, el argumento el peso de las cosas que subyace, por ejemplo, a la siguiente declaración de Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del gobierno, sobre la aprobación de una serie de reformas:

“las reformas son requisitos imprescindibles para superar la crisis y poder crear empleo” (http://www.lamoncloa.gob.es/ConsejodeMinistros/Resumenes/2013/220213-consejo.htm)

Tras estas palabras se encuentra el argumento del peso de las cosas, que se apoya especialmente en el uso de la palabra “imprescindible”: las reformas (A) son el efecto ineludible de la crisis (B); A es causa necesaria y su consecuencia es B. Dicho de otra manera, la crisis lleva al Gobierno a actuar con las reformas que, a su vez, se presentan como la garantía del aumento del empleo.

En segundo lugar, Luis de Guindos, ministro de Economía, acude al argumento del mundo posible:

si no hubiera asumido las riendas del país, el PIB y el paro hubieran caído aún más” (http://economia.elpais.com/economia/2013/04/26/actualidad/1366977612_136042.html)

Esta estructura condicional revela que lo que ha evitado una caída del paro es la acción acometida por el Gobierno (asumir las riendas del país). Esto en gramática se llama condicional irreal o contrafactual, estructura en la que se vincula un hecho que no se ha producido (no haber asumido las riendas del país), con otro que tampoco se ha producido (que el PIB y el paro caigan más), por lo que son hechos que no se pueden comprobar empíricamente.

Retomando ahora la declaración inicial de Carlos Floriano (“Hemos tenido un dato malo de paro pero no puede cegarnos”), ¿se podría decir que las palabras de sus compañeros del Gobierno respaldan la idea de que los datos son buenos y que no pueden cegarnos? Los argumentos vistos hasta ahora no respaldan estas palabras pues hablan de poner medidas y de mundos mejores, pero no que la realidad sea positiva.

Si seguimos revisando argumentos en la misma línea sobre los datos de desempleo en esas fechas, Luis de Guindos lanza un mensaje optimista para el futuro de la economía y la creación de empleo:

“La economía va a estar en marcha antes de lo que nos pensamos

(http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/24/economia/1366795806.html)

En este argumento analizamos dos aspectos que consideramos relevantes:

El primero, la forma perifrástica del verbo  “ir a + infinitivo” que expresa futuro. En ella, el hablante señala e inicia un proceso que consiste en “poner en marcha” la economía. Esta estructura verbal de futuro indica la voluntad del hablante de que esté, próximamente, en marcha la economía. Ya Grice señalaba que en los enunciados de un hablante no se debía afirmar algo si no se tenían pruebas suficientes para ello; por esto, dándole la vuelta a este argumento, los receptores interpretan que si el ministro afirma que la economía estará en marcha, es porque posee algunos indicios para ello.

El segundo aspecto es la locución temporal “antes de lo que pensamos”. Esta locución establece una línea temporal que marca un presente (año 2013) en el que la economía va mal. En esa misma línea hay un punto futuro en el que todos nosotros, que podemos considerar una mayoría suficiente, incluido de Guindos, pensamos que la economía se habrá recuperado. Entonces, este argumento habla de un punto en el tiempo (X), en el que la economía se habrá puesto en marcha, que se sitúa entre el presente y la fecha en la que pensamos nosotros y a la que el Ministro como locutor del enunciado se refiere. Si pensáramos como fecha límite, por ejemplo, 2016, ese punto anterior sería, por ejemplo, 2015.

 

 

 

 

 

Nosotros y el Gobierno estamos en el futuro y, como hemos dicho en el argumento anterior, el futuro no se puede comprobar empíricamente.

En esta misma línea argumentativa encontramos la siguiente declaración de Mariano Rajoy:

“España estará creciendo y creando empleo antes del final de la legislatura” (20 minutos, día 29/04/13)

El juego retórico que supone esa construcción de futuro + gerundio permite a su usuario evocar también el argumento de un mundo posible. Se combina el futuro del verbo “estará” con el valor de un progreso en marcha que expresa el gerundio, lo cual pretende mostrar que:

a)     aquello que no existe ahora mismo (porque es un futuro, “estará”) parece que ya está en marcha y,

b)    la misma instrucción gramatical que codifica el gerundio de progresión, hace que el receptor haga una interpretación ascendente, tal y como se observa en la siguiente gráfica:

 

 

 

 

 

Para acabar, en estas declaraciones también del presidente,

“Estamos en el umbral de la reforma” (20 minutos, día 29/04/13)

se nos transmite el mismo argumento del mundo posible a través de una metáfora:

Mariano Rajoy habla de un umbral o principio del cambio, un primer paso para ir a mejor y crear puestos de trabajo. Ese umbral lo encontramos entre la España1 y la España2. El umbral es un paso brusco, no hay una línea progresiva para el cambio, es tajante.

 

 

 

 

 

 

Observamos una España1, en la que, por ejemplo, hay crisis y no hay, por tanto, puestos de trabajo; un paso donde se desarrolla la aplicación de las reformas, es decir, ese umbral del que hablamos y en el que se sitúan todas las reformas que se están aplicando; y una España2, donde ya está terminado el proceso y se deben manifestar las consecuencias tras la aplicación de las medidas; es decir, donde habrá más empleo.

(Véase: http://ponss.blogs.uv.es/2012/05/20/una-reforma-vale-mas-que-mil-palabras/)

Los argumentos que hemos visto hacen que todo lo que aparezca sobre el presente sea irrelevante, ya que, como vamos a llegar a esa España2, no debe cegarnos ese dato de parados, como decía Floriano:

“Tenemos un mal dato pero este es el camino que hay que seguir” // “Ese dato debe convertirse en algo bueno” // “Tanta gente que lo está pasando mal solo puede ser algo positivo” (http://www.20minutos.es/noticia/1798885/0/pp-floriano/datos-paro/psoe/)

El dato de 6.202.700 parados es malo pero debe ser algo positivo. Si apuntan a un posible futuro bueno, el presente no debe ser tan negro. Jugamos en todos los argumentos al mismo juego: en el que se valora qué pesa más, si la retórica subjetiva o la realidad objetiva. Una realidad “menos mala” contra una cifra de parados que salta por sí sola. Jugamos a pensar que ese dato podría ser algo positivo pues todo podría ir peor. Jugamos, pues, a dejarnos cegar por una retórica como la presentada para no ver que son seis millones doscientas dos mil setecientas personas las que luchan y padecen por no saber qué harán para subsistir cada día nuevo que amanece.

Carmina Copete

Desde luego, si algo no se puede negar de la nueva ley orgánica de educación es su carácter polémico. Es polémica, por un lado, por las diferentes declaraciones que se han hecho sobre ella (tanto desde el gobierno como desde la oposición, sindicatos y asociaciones) y por las interpretaciones que, desde los medios de comunicación, han llegado a los ciudadanos (por ejemplo: http://list.ly/5Ld); pero, por otro lado, es necesariamente polémica por el contexto en el que se enmarca: la crisis. Resulta difícil disociar la LOMCE de la crisis cuando ya en el primer párrafo de la ley se afirma: La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. El nivel educativo de un país determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel educativo de los ciudadanos supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.

El objetivo de este artículo es exponer los argumentos de la LOMCE y los contraargumentos presentados, desde tres perspectivas: en primer lugar, desde la propia LOMCE y las razones que la justifican, expuestas por el ministro de educación José Ignacio Wert, ya que él ha sido y es el principal impulsor de esta reforma y el portavoz del gobierno en materia de educación; en segundo lugar, desde las reprobaciones de los miembros de la oposición, puesto que constituyen la segunda fuerza política de nuestro país; y en tercer y último lugar, desde las aportaciones de la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública, formada por docentes, discentes, pedagogos y otras personas relacionadas cuya labor consiste en velar por la calidad del sistema público de enseñanza en todos sus niveles promoviendo acciones y posibles soluciones. En consecuencia, este artículo pretende ser una exposición neutral de los datos recogidos desde esas tres perspectivas.

 

El porqué de esta reforma educativa (aquí), como anunciábamos en el primer párrafo, reside en la importancia de la mejora de la calidad educativa para poder superar, de algún modo, la crisis actual. De acuerdo con esto, como expuso el ministro de cultura José Ignacio Wert en el Congreso de los Diputados (octubre de 2012) así como en distintas declaraciones a los medios (http://youtu.be/0k5aF5Jy33c), los principales argumentos de la LOMCE, que desarrollaremos después, podrían resumirse en los siguientes:

  1. Es una reforma competitiva,
  2. es una reforma igualitaria,
  3. y es una reforma consensuada

(Para tener una idea sobre los objetivos principales pueden consultar en este documento las páginas 5 y 6)

 

Con este propósito la LOMCE pretende, según Wert, que en definitiva haga de nuestra educación un motor del crecimiento inteligente, del crecimiento sostenible y del crecimiento intelectual. Sin embargo, para la oposición y para las asociaciones y sindicatos, estos objetivos no son tan transparentes ni positivos como se garantiza desde el gobierno. Tanto la oposición como las asociaciones y sindicatos tachan la LOMCE de antidemocrática, de segregadora y excluyente y de mercantilista.

 

En primer lugar, la LOMCE se define como una reforma competitiva ya que favorece la mejora general del rendimiento escolar, que se traduciría (…) en la mejora de nuestros resultados en PISA. Para ello proponen la implantación de pruebas de evaluación a nivel nacional en puntos críticos de cada etapa educativa. Asimismo, promueve la empleabilidad: la reducción del abandono escolar temprano (…) traerá consigo una mayor empleabilidad de nuestros estudiantes, esa mayor empleabilidad de nuestros estudiantes contribuirá a la reducción del exagerado paro juvenil que en este momento padecemos. Y además, apoya el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

 

No obstante, frente a esta visión de la LOMCE como una reforma competitiva, la oposición y la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública ven la reforma como mercantilista.

La base para contraargumentar que se trata de una reforma mercantilista la encontrarán las voces en contra en, precisamente, el primer párrafo de la reforma que nombrábamos al principio de este artículo: La educación es el motor que promueve la competitividad de la economíaA este propósito, desde la oposición Tapia Otaegi (PNV) coincide con el objetivo de la LOMCE de la búsqueda de la calidad y la excelencia, pero disiente en el modo de llevarlo a cabo: resulta que bajo ese concepto, escudándose en él, lo que hace es reducir y recortar las becas y permitir el aumento del número de alumnos por clase, sin introducir ningún tipo de medidas adicionales para atender necesidades especiales en el aula, atender la diversidad que se produce y, en definitiva, conseguir la igualdad de oportunidades para todos esos alumnos y alumnas que hay en clase. A propósito de los objetivos, en concreto al de la mejora de nuestros resultados en PISA, Valenciano Martínez-Orozco (PSOE) objeta que el nivel educativo de un país no se mide por los cientos de alumnos excelentes, sino por los millones de alumnos y alumnas que están preparados para afrontar la vida.

 

Ciudadan@s por la Educación Pública arguye que reducir el sistema educativo a la capacitación laboral de las nuevas generaciones es olvidar su función primordial en la formación integral de las personas y en la construcción de una sociedad culta y democrática. Explican que la reforma es mercantilista y utilitarista porque se entiende como un factor dependiente de los procesos económicos y que debe enfocarse a sus resultados. Además, en cuanto al fomento de las TIC, critican que el uso de las TIC se limite (…) a la “disminución de costes de apoyos y refuerzos” y “el desarrollo de una enseñanza individualizada” renunciando a las enormes posibilidades colaborativas que las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen.

 

En definitiva, se observan dos líneas argumentativas: por un lado, desde el gobierno se presentan los argumentos <+competitividad, +empleabilidad> y <+rendimiento académico, +competitividad>; por otro lado, tanto desde la oposición como desde la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública el contraargumento que utilizan es <+competitividad, +mercantilismo>.

 

En segundo lugar, la LOMCE se define como una reforma igualitaria. Una reforma que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa, la no discriminación y la accesibilidad universal, y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad (Anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Igualmente se compromete con una educación de calidad como soporte de la igualdad y la justicia social. Y enriquece la educación mediante la especialización curricular, funcional o por tipología de los alumnos, que supone una atención individualizada según perfil en ESO; En definitiva, es igualitaria porque se basa en la igualdad de oportunidades, que permita a todos acceder a una educación de calidad y obtener las capacidades y conocimientos básicos para obtener un empleo, y motive a continuar los estudios más allá de la etapa obligatoria.

 

Sin embargo, a la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública y a la oposición, en lugar de igualitaria, esta reforma les parece segregadora y excluyente.

 

La LOMCE promueve la implantación de pruebas de evaluación a nivel nacional en puntos críticos de cada etapa educativa. Estas pruebas, serán en algunos casos hitos determinantes para la progresión en el sistema educativo. (…) Las pruebas deberán ser realizadas por las respectivas Administraciones educativas en el centro educativo en el que el alumno curse estudios, y aplicadas y calificadas por especialistas externos al centro. Estas pruebas, conocidas como reválidas, orientarán la evolución del alumno y serán realizadas periódicamente en puntos críticos de cada etapa educativa.

 

Ciudadan@s por la Educación Pública se posiciona totalmente en contra de esta medida alegando que la reválida se convierte en método obsesivo de clasificación, etiquetaje y encasillamiento del alumnado, al tiempo que un mecanismo de control del currículo. Y que, además, la Administración se lava las manos de su responsabilidad en los resultados de dichas evaluaciones culpabilizando de las dificultades y problemas exclusivamente al alumnado y eventualmente a los centros: “El principal objetivo de esta reforma es mejorar la calidad educativa partiendo de la premisa de que esta debe medirse en función del “output” (resultados de los estudiantes) y no del “input” (niveles de inversión, número de profesores, número de colegios, etc.)”

 

Por otra parte, añaden: La apuesta de la LOMCE por la segregación llega a cotas alarmantes cuando afirma que “el proyecto educativo de calidad podrá suponer la especialización de los centros (…) por tipología del alumnado» y explican que la LOMCE entiende (…) la educación como un espacio en el que se manifiestan y subrayan las diferencias y oportunidades sociales, en lugar de asumir su irrenunciable papel integrador.

 

A este respecto, desde la oposición, coinciden de nuevo con la posición de Ciudadan@s por la Educación Pública: pero es que además nos ha anunciado también que tiene la intención de subvencionar colegios privados para que separen a los alumnos por razón de lengua. ¿Cómo se le ocurre plantear semejante barbaridad señor Ministro? (Vallés Vives, PSC).

 

Por consiguiente, los argumentos del gobierno serían <+igualdad, +calidad> y <+igualdad, +especialización>, mientras que los contraargumentos de las voces opuestas serían <-igualdad, +segregación> y <-igualdad, +exclusión>.

 

En tercer lugar, en el propio proyecto de ley se confirma que esta ley orgánica es el resultado de un diálogo abierto y sincero con toda la comunidad educativa (…) que busca el consenso, enriquecido con todas las aportaciones de toda la comunidad educativa. Asimismo, de acuerdo con la LOMCE, los papeles que jugará la comunidad educativa estarán organizados de la siguiente manera:

  • En cuanto a los directores de centros: La reforma contribuirá también a reforzar la capacidad de gestión de la dirección de los centros, confiriendo a los directores de centros, cuya profesionalización se refuerza a través de un sistema de certificación, la oportunidad de ejercer un liderazgo que en este momento se encuentra seriamente restringido.
  • En cuanto a los profesores: La dignificación de la profesión de los docentes es imprescindible para la mejora de la educación. Y el Gobierno, previa consulta a las Comunidades Autónomas, establecerá las condiciones y los requisitos de titulación, formación o experiencia para que, durante los cinco años siguientes a la fecha de la entrada en vigor de esta ley orgánica, las Administraciones educativas, por necesidades de servicio o funcionales, puedan asignar el desempeño de funciones en una etapa o, en su caso, enseñanzas distintas de las asignadas a su cuerpo con carácter general, al personal funcionario perteneciente a alguno de los cuerpos docentes recogidos en la disposición adicional séptima de esta ley orgánica.
  • En cuanto al consejo escolar: El Consejo Escolar del Estado se concibe como órgano de participación de la comunidad educativa en la programación general de la enseñanza y de asesoramiento al Gobierno.

 

La percepción por parte de la oposición (cuyas declaraciones pueden consultarse aquí), es bien distinta; mientras que para el gobierno se trata de una reforma consensuada, para la oposición es absolutamente antidemocrática: ¿Ha pedido la opinión de los padres, de los maestros, de los alumnos? ¿Le importa la opinión de toda esa gente o no le importa? (Bosch I Pascual, ERC). La percepción de la oposición del proceso de implantación de la ley es la de que su propia concepción es antidemocrática en el sentido de que no se ha tenido en cuenta, según ellos, a los distintos partidos políticos ni a la comunidad educativa. La acusan, en definitiva, de ser una reforma de la Ley Orgánica de Educación a golpe de mayoría absoluta (Tardà I Coma, ERC). Además aseguran, en torno al objetivo: refuerzo de la autonomía de los centros y también de las competencias de las administraciones educativas que, lo que pretende, escudándose en la mejora del rendimiento educativo, es recentralizar todas esas competencias y atraerlas para el Estado (Tapia Otaegi, PNV).

 

Asimismo, desde la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública, coinciden con las acusaciones de la oposición y exponen (aquí), por los mismos motivos que la oposición, que la ley es antidemocrática:

  • En el proceso de elaboración de la ley  (de espaldas a la comunidad educativa, a los grupos sociales y políticos, a las Comunidades Autónomas);
  • En la organización de los centros docentes, en que una dirección nombrada a dedo por la Administración pasa a tener poderes absolutos en la gestión de los mismos.

En cuanto al primer punto defienden que ha de abrirse un proceso de diálogo sosegado y profundo con la comunidad educativa y que ese proceso, sencillamente, no se está produciendo. En cuanto al segundo punto, afirman que lo que el anteproyecto denomina “autonomía de centros” (…) no es sino la eliminación de su funcionamiento democrático. El consejo escolar queda relegado a funciones meramente consultivas, mientras que las decisorias pasan a ser competencia exclusiva de la dirección y que además, dicha dirección pasa a tener poder absoluto en la toma de decisiones pedagógicamente relevantes , así como en “la gestión de personal y económica de los centros”.

 

Por lo tanto, los argumentos que presenta el gobierno serían <+consensuada, + abierta> y <+consensuada, + sincera>, mientras que el contraargumento de los oponentes sería <-consensuada, + antidemocrática>.

 

Tras concentrar las distintas voces en torno a la sensacionalista LOMCE y obtener una perspectiva panorámica, solo queda esperar, esperar y observar si su puesta en práctica se orienta hacia una dirección u otra.

 

 

Desiré Jareño Albert

 

Videoblog:

mercantilización (ii)

Martina

La reforma laboral que se ha llevado a cabo en nuestro país para mejorar la situación de déficit económico que sufre España desde 2008 se ve reflejada en la prensa, donde se ha dejado patente que ha dividido a la sociedad entre sus partidarios y sus oponentes. En el siguiente estudio se mostrará qué tipos de argumentos se utilizan para hablar tanto a favor como en contra de dicha legislación, y de qué manera los elementos que se emplean  en ambas argumentaciones están relacionados, pero de un modo opuesto. Para ello hay que tener en cuenta la teoría del lingüista Oswald Ducrot, según el cual pueden existir dos expresiones que ofrezcan la misma información pero, no obstante, posean una orientación argumentativa distinta. Y añade que dicha función está vinculada a la estructura de las palabras, las cuales pueden tener mayor o menor peso (fuerza argumentativa) para llegar a una conclusión determinada.

El argumento más recurrente en la prensa española para hablar sobre la reforma laboral, tanto a favor como en contra, es el tema del despido. Esto se debe a que beneficiaría –si se evitara– o, perjudicaría –si aumentara– a una gran parte de la sociedad. Debido a ello posee una gran fuerza argumentativa. En los diarios en que se aboga a favor de las reformas llevadas a cabo por el gobierno se destaca la disminución de los despidos ya que: “la Reforma[sic] propiciará la contratación” ( elEconomista.es). De modo que en este caso se obtiene el siguiente esquema:

< + reforma, +contratación>.

Por el contrario, en los diarios en los que se manifiesta una oposición a dichas reformas, se apela a que esta legislación “[…] producirá un despido más barato” (Expansión) o,: “Aumentan los ERE porque la ley ofrece más facilidades”( El País). A partir de estos dos enunciados el esquema quedaría del siguiente modo:

<+ reforma,+ despidos>à <+reforma,-contratación>

Así las cosas, era de esperar que los argumentos que se utilizan a favor de dicha reforma aporten consecuencias favorables, mientras que los contrarios ofrezcan repercusiones negativas. Sin embargo, si se unen los esquemas extraídos de ambas argumentaciones se obtienen argumentos con una orientación argumentativa opuesta. De esta manera el esquema que resultaría sería el siguiente:

<+reforma,+ contratación>/<+reforma,-contratación>

Sin embargo, no son los únicos argumentos con una orientación argumentativa opuesta que se extraen a partir de los artículos escritos sobre la reforma laboral. A pesar de que el tema del despido es el más recurrente, existen otros elementos que también se han empleado para analizar las consecuencias de la reforma laboral, como son la pobreza y la situación de la mujer. Aparecen con menor frecuencia debido a su carácter más particular, ya que se trata de subargumentos que están comprendidos dentro del tema del despido. No obstante, apelan a la emotividad del lector, hecho que constituye un punto a favor de los mismos.

  1. Por lo que se refiere al tema de la pobreza, escogido como argumento empleado a favor, se lee que: “Los ministros de Empleo de la UE discutirán este viernes las reformas que cada país espera poner en marcha […] para evitar que más ciudadanos caigan en riesgo de exclusión y pobreza.[…]España es el país de la Unión Europea donde más aumentó el riesgo[de pobreza] entre 2009 y 2010 debido a la crisis económica ” (La Gaceta). De  manera que:

< + reforma, -pobreza>.

En cambio, como argumento utilizado en contra se extrae que: […]El efecto de todo ello[de las reformas tomadas] será muy profundo y de largo alcance[…] La última consecuencia será aumentar la pobreza y la desigualdad.” .(El País) Por lo que:

<+ reforma,+ pobreza>

De nuevo en este caso se obtiene como resultado esquemas opuestos argumentalmente:

< + reforma, -pobreza >/<+ reforma,+ pobreza>

2.   En cuanto a los diarios que apelan a la situación del sector femenino en el mercado laboral se detecta que los diarios partidarios de las reformas  resaltan las mejoras que obtendrán las mujeres, ya que: “la Reforma Laboral [sic], contemplará nuevos incentivos para la contratación de mujeres en general y de mujeres jóvenes”. (El imparcial)

< + reforma, + contratación de mujeres>

Por otra parte, como argumento contrario resaltan que: “Muchos serán los afectados por la nueva reforma laboral aprobada […], pero especialmente las mujeres.[…] tendrá como consecuencia expulsarlas del mercado laboral..(Público.es). Por lo que:

<+ reforma, – contratación de mujeres>

Si se unen los dos esquemas que resultan a partir de estos argumentos también ofrecen como resultado argumentos con una orientación argumentativa opuesta:

< + reforma, + contratación de mujeres>/ <+ reforma, – contratación de mujeres>

De este modo se observa que ambas partes recurren a los mismos elementos para sus argumentos, pero les otorgan orientaciones argumentativas opuestas. Por lo que, a pesar de que  Aristóteles ya nos advertía de que: “no se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo la misma forma”, bajo el prisma de la retórica observamos todo lo contrario. No sabemos si esto sólo ocurre en momentos difíciles, pero lo que sí sabemos es que no se trata de ser o no ser; sino de qué forma es la más apropiada en cada contexto para conducir a una conclusión concreta. Debido a ello lo sorprendente del caso es contemplar con qué sutileza se emplean los mecanismos retóricos, en los que tan solo es necesario invertir el contenido de una palabra para significar lo contrario o buscar un elemento más convincente en una situación concreta. Ello nos demuestra que el universo de las palabras no acaba con lo que se ve escrito, sino que subyace una dimensión oculta bajo ellas que es la responsable de la orientación argumentativa que poseen. Esta dimensión se hace patente en tiempos de incertidumbre como el actual. Tal vez la crisis económica nos sirva para tener conciencia de que no lo que resulta más creíble deba ser lo verdadero…

Cristina Aguado Robles

Adentrarse en la actualidad y analizar el lenguaje de la crisis supone realizar un estudio del término reforma y sus derivados, tan presentes en los medios de comunicación, tales como reformas, reforma laboral, reforma universitaria, reforma sanitaria, reforma estructural, o estructuras del tipo reforma + CN.

El DRAE define “reforma” como “aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo”. Se puede ver cómo el factor de mejora está incluido en la definición. No obstante, las noticias publicadas en varios periódicos durante los últimos tres meses muestran que la fuerte influencia del lenguaje en uso origina la aparición de fuerzas argumentativas y nuevos valores distintos al significado base de las expresiones con “reforma”.

¿Qué proceso ha permitido el desarrollo de esta situación en el marco de la crisis socioeconómica actual?: Metaforización es la respuesta. Este fenómeno facilita la expresión de aquellas ideas excesivamente abstractas que conforman nuestro lenguaje diario. Por tanto, “reforma” surge mediante la adición de la partícula re-(que significa repetición) a un elemento léxico ya existente, “forma” (que significa “configuración externa de algo”).  Se une a la palabra “forma” una estructura abstracta, compuesta por distintos ámbitos: economía, sanidad, educación, leyes penales, administración, etc. Así pues, se trata de establecer de nuevo(re-) la configuración de dicha estructura y, de esta manera, se proyecta una realidad concreta (la forma), sobre una realidad abstracta (la estructura), cuyo punto de unión es “algo” (forma de algo/estructura de algo, del país).

La metáfora propicia el desarrollo de un proceso en tres fases. La primera de ellas presenta la forma previa (en adelante, forma 1), equivalente a la situación en la que se encuentra el país en un momento dado. Una segunda fase muestra el desarrollo y aplicación de las reformas, y por tanto, el cambio de dicha situación previa a una posterior (paso de forma 1 a forma 2). Esta fase coincide con el desarrollo de las valoraciones y las fuerzas argumentativas. La tercera es la que da por terminado el proceso y manifiesta las consecuencias tras la aplicación de las medidas (esto ya será forma 2). Esta forma 2 se corresponde al asentamiento final de nuevos valores estrechamente ligados con la argumentación. Para poder analizar mejor los contextos encontrados, ha sido conveniente unificar los tipos de reforma arriba citados y centrarse en uno solo: “reforma laboral”.

-Primera fase: paro, desempleo, situación previa (forma 1)

La situación previa está en un marco de crisis socioeconómica que abarca distintos países europeos. El empleo, más que crearse, se destruye: La titular de Empleo ha señalado que la reforma laboral servirá «a corto plazo» para que no se siga destruyendo empleo (…)»Es una reforma a la altura de la situación que tenemos», ha añadido. (Expansión). La forma 1 se compone de elementos negativos equivalentes a esta situación previa (durante los meses de diciembre de 2011 y enero del 2012). Al hablar de “reforma laboral” junto a expresiones del tipo “insuficiencia presupuestaria”, “crisis”, “retraso”, “paro” o “destrucción” (con un valor negativo codificado), se transmite una fuerza argumentativa que se crea y crece gradualmente: cuantas más expresiones como estas se unan a “reforma laboral”, más fuerza tendrá: “Trabajo argumenta las bondades de la reforma laboral con una ‘foto’ de la situación actual de España, donde se han destruido la mitad de los empleos de Europa durante la crisis, y con una lista de algunas de las medidas emprendidas para arreglar la situación.”(El Mundo). Por tanto, la primera fase se caracteriza por mostrar una forma 1 con una situación previa, y el desarrollo simultáneo de la adquisición de ciertos valores argumentativos en la expresión. Sigue la línea de la mejora y solución (DRAE), pero no una adquisición de valores orientados a la negatividad, pues no es “reforma laboral” la que se describe con este valor (todavía), sino la situación que propicia su uso.

Segunda fase: aplicación de reformas (forma 1 da paso a forma 2)

Tras esta idea se produce el paso de la forma 1 a la forma 2: este es el momento de aplicación de las reformas, pero también es el punto en el que se desarrollan matices que previamente no estaban en la expresión. El hablante en el discurso se encarga de mostrar la “reforma laboral” como una solución, cosa que hace al receptor concebirla como necesaria. Por tanto, se produce una bifurcación de sentidos a partir de esta necesidad, que funciona como base argumentativa en los discursos (en retórica, el garante). Por un lado, un sentido positivo que surge a partir de la aceptación del garante de necesidad en los argumentos: “Gereñu ha defendido que la reforma laboral es necesaria para poder salir de esta difícil situación (…); y en la misma línea: “El grupo parlamentario popular ha calificado la reforma laboral aprobada la semana pasada por el Gobierno central de justa e imprescindible’»(El Mundo). Por otro lado, el rechazo hacia dicho garante propicia la aparición de valores negativos: “la reforma laboral es «injusta, ineficaz e inútil«(El País). Por tanto, esta segunda fase de aplicación de reformas también puede concebirse, lingüísticamente, como la causa que produce la bifurcación de sentidos en la expresión “reforma laboral”, y esto es así gracias a los procesos de argumentación en los discursos.

Tercera fase: resultados de las reformas (forma 2)

Esta fase muestra las consecuencias, tanto en la aplicación de las reformas en la realidad, como en el plano lingüístico. Por ello, los resultados se expresan mediante la generalización de unas valoraciones positivas: “Más empleo, más derechos para los trabajadores, más conciliación, más estabilidad en el empleo, más flexibilidad interna, más oportunidades…”(El Mundo); o negativas: “Rajoy asume que la legislatura se saldará con la pérdida de otros 400.000 puestos de trabajo pese a la reforma laboral”. (El País). Esta fase equivale al punto más elevado en la adquisición de matices argumentativos y sentidos en reforma laboral (al menos de momento).

Vistos los distintos ejemplos, aquellos que estudiamos el lenguaje desde la pragmática contemplamos un cambio puramente discursivo, basado en el lenguaje en uso. Mediante la creación de una expresión a raíz de una metáfora, se ha podido iniciar la adquisición de unos valores nuevos. Es un proceso ordenado, en el que se siguen unas fases, y que curiosamente se desarrollan en paralelo a la aplicación real de las reformas. Aquellos que lo prefieran, pueden ir más allá del lenguaje y ver cómo este refleja, y en ocasiones anticipa, la propia realidad: “reformar” queda, en el contexto de la crisis, en un estado que, o sigue la línea de “mejora”, como en la definición original, o va hacia un sentido negativo. ¿Se impondrá el primer sentido, o más bien vencerá el segundo? El tiempo nos proporcionará la respuesta. Mientras tanto, será mejor quedarnos con la idea de que las reformas del país también pueden remodelar el lenguaje del día a día.

Shima Salameh Jiménez