Que no nos ciegue el dato
30/06/2013
“Hemos tenido un dato malo de paro pero no puede cegarnos, ese dato debe convertirse en algo bueno” (Carlos Floriano)
El Gobierno tiene la responsabilidad de valorar los datos sobre cuál es la realidad social en nuestro país. El argumento de Carlos Floriano establece una línea temporal que remite a un pasado en el que estábamos mal: de ahí el presente negativo (“hemos tenido un dato malo”) que llevará a un futuro mejor (“debe convertirse en algo bueno”). Al igual que en este caso, vamos a analizar otros argumentos en los que se valora que la realidad no es tan mala como aparenta ser. Veamos en qué argumentos se apoya el Gobierno para juzgar el dato del número de parados en nuestro país. Estos presentan una línea temporal basada en un presente bastante negativo y un futuro posible positivo.
Dentro de esta orientación argumentativa general situamos dos tipos de argumentos:
En primer lugar, el argumento el peso de las cosas que subyace, por ejemplo, a la siguiente declaración de Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del gobierno, sobre la aprobación de una serie de reformas:
“las reformas son requisitos imprescindibles para superar la crisis y poder crear empleo” (http://www.lamoncloa.gob.es/ConsejodeMinistros/Resumenes/2013/220213-consejo.htm)
Tras estas palabras se encuentra el argumento del peso de las cosas, que se apoya especialmente en el uso de la palabra “imprescindible”: las reformas (A) son el efecto ineludible de la crisis (B); A es causa necesaria y su consecuencia es B. Dicho de otra manera, la crisis lleva al Gobierno a actuar con las reformas que, a su vez, se presentan como la garantía del aumento del empleo.
En segundo lugar, Luis de Guindos, ministro de Economía, acude al argumento del mundo posible:
“si no hubiera asumido las riendas del país, el PIB y el paro hubieran caído aún más” (http://economia.elpais.com/economia/2013/04/26/actualidad/1366977612_136042.html)
Esta estructura condicional revela que lo que ha evitado una caída del paro es la acción acometida por el Gobierno (asumir las riendas del país). Esto en gramática se llama condicional irreal o contrafactual, estructura en la que se vincula un hecho que no se ha producido (no haber asumido las riendas del país), con otro que tampoco se ha producido (que el PIB y el paro caigan más), por lo que son hechos que no se pueden comprobar empíricamente.
Retomando ahora la declaración inicial de Carlos Floriano (“Hemos tenido un dato malo de paro pero no puede cegarnos”), ¿se podría decir que las palabras de sus compañeros del Gobierno respaldan la idea de que los datos son buenos y que no pueden cegarnos? Los argumentos vistos hasta ahora no respaldan estas palabras pues hablan de poner medidas y de mundos mejores, pero no que la realidad sea positiva.
Si seguimos revisando argumentos en la misma línea sobre los datos de desempleo en esas fechas, Luis de Guindos lanza un mensaje optimista para el futuro de la economía y la creación de empleo:
“La economía va a estar en marcha antes de lo que nos pensamos”
(http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/24/economia/1366795806.html)
En este argumento analizamos dos aspectos que consideramos relevantes:
El primero, la forma perifrástica del verbo “ir a + infinitivo” que expresa futuro. En ella, el hablante señala e inicia un proceso que consiste en “poner en marcha” la economía. Esta estructura verbal de futuro indica la voluntad del hablante de que esté, próximamente, en marcha la economía. Ya Grice señalaba que en los enunciados de un hablante no se debía afirmar algo si no se tenían pruebas suficientes para ello; por esto, dándole la vuelta a este argumento, los receptores interpretan que si el ministro afirma que la economía estará en marcha, es porque posee algunos indicios para ello.
El segundo aspecto es la locución temporal “antes de lo que pensamos”. Esta locución establece una línea temporal que marca un presente (año 2013) en el que la economía va mal. En esa misma línea hay un punto futuro en el que todos nosotros, que podemos considerar una mayoría suficiente, incluido de Guindos, pensamos que la economía se habrá recuperado. Entonces, este argumento habla de un punto en el tiempo (X), en el que la economía se habrá puesto en marcha, que se sitúa entre el presente y la fecha en la que pensamos nosotros y a la que el Ministro como locutor del enunciado se refiere. Si pensáramos como fecha límite, por ejemplo, 2016, ese punto anterior sería, por ejemplo, 2015.
Nosotros y el Gobierno estamos en el futuro y, como hemos dicho en el argumento anterior, el futuro no se puede comprobar empíricamente.
En esta misma línea argumentativa encontramos la siguiente declaración de Mariano Rajoy:
“España estará creciendo y creando empleo antes del final de la legislatura” (20 minutos, día 29/04/13)
El juego retórico que supone esa construcción de futuro + gerundio permite a su usuario evocar también el argumento de un mundo posible. Se combina el futuro del verbo “estará” con el valor de un progreso en marcha que expresa el gerundio, lo cual pretende mostrar que:
a) aquello que no existe ahora mismo (porque es un futuro, “estará”) parece que ya está en marcha y,
b) la misma instrucción gramatical que codifica el gerundio de progresión, hace que el receptor haga una interpretación ascendente, tal y como se observa en la siguiente gráfica:
Para acabar, en estas declaraciones también del presidente,
“Estamos en el umbral de la reforma” (20 minutos, día 29/04/13)
se nos transmite el mismo argumento del mundo posible a través de una metáfora:
Mariano Rajoy habla de un umbral o principio del cambio, un primer paso para ir a mejor y crear puestos de trabajo. Ese umbral lo encontramos entre la España1 y la España2. El umbral es un paso brusco, no hay una línea progresiva para el cambio, es tajante.
Observamos una España1, en la que, por ejemplo, hay crisis y no hay, por tanto, puestos de trabajo; un paso donde se desarrolla la aplicación de las reformas, es decir, ese umbral del que hablamos y en el que se sitúan todas las reformas que se están aplicando; y una España2, donde ya está terminado el proceso y se deben manifestar las consecuencias tras la aplicación de las medidas; es decir, donde habrá más empleo.
(Véase: http://ponss.blogs.uv.es/2012/05/20/una-reforma-vale-mas-que-mil-palabras/)
Los argumentos que hemos visto hacen que todo lo que aparezca sobre el presente sea irrelevante, ya que, como vamos a llegar a esa España2, no debe cegarnos ese dato de parados, como decía Floriano:
“Tenemos un mal dato pero este es el camino que hay que seguir” // “Ese dato debe convertirse en algo bueno” // “Tanta gente que lo está pasando mal solo puede ser algo positivo” (http://www.20minutos.es/noticia/1798885/0/pp-floriano/datos-paro/psoe/)
El dato de 6.202.700 parados es malo pero debe ser algo positivo. Si apuntan a un posible futuro bueno, el presente no debe ser tan negro. Jugamos en todos los argumentos al mismo juego: en el que se valora qué pesa más, si la retórica subjetiva o la realidad objetiva. Una realidad “menos mala” contra una cifra de parados que salta por sí sola. Jugamos a pensar que ese dato podría ser algo positivo pues todo podría ir peor. Jugamos, pues, a dejarnos cegar por una retórica como la presentada para no ver que son seis millones doscientas dos mil setecientas personas las que luchan y padecen por no saber qué harán para subsistir cada día nuevo que amanece.
Carmina Copete
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