En este nuevo contexto político, y después de dos elecciones en solo un año de diferencia, el congreso ha experimentado un cambio destacado con el surgimiento de nuevas formaciones. Nuestra labor como lingüistas nos permite analizar el lenguaje en uso de los parlamentarios en un momento donde la crisis económica ha dejado de ser un tema recurrente en las entrevistas o en los parlamentos para dar lugar a otros como la corrupción, tras salir a la luz casos concretos, o las disputas internas en algunos partidos.

A partir, pues, de este nuevo contexto, pretendemos comparar cómo actúan representantes de los partidos tradicionales frente a los representantes de las nuevas formaciones cuando se les pregunta por estos temas de actualidad. Para ver dichos comportamientos, analizaremos dos entrevistas de “El Objetivo”, un programa de la Sexta presentado por la periodista Ana Pastor, a dos de los representantes del que se podría considerar un partido tradicional y de un nuevo partido. En concreto, analizaremos dos entrevistas recientes, ambas del año 2017, hechas a Rafael Hernando, portavoz del Partido Popular, y a Pablo Iglesias, secretario general de Unidos Podemos.

En estas dos entrevistas, donde los temas generales son la corrupción, la situación de Cataluña, las disputas internas de los partidos, las primarias del PSOE todavía por celebrar, entre otros, trataremos, en concreto, la no alternancia de turnos, es decir, cuando tanto la periodista como los invitados interrumpen al interlocutor de tal forma que ambos hablan a la vez. Apreciaremos si entre un invitado y otro hay semejanzas o diferencias en cuanto al tiempo que mantienen en ese habla simultánea y el número determinado de sílabas que son capaces de decir en ese tiempo para darnos cuenta si es una molestia que tanto ellos como la presentadora hablen a la vez o es una recurrencia para desviar la respuesta hacia otro asunto sobre el que no se les ha preguntado.

En primer lugar, analizando la entrevista de Pablo Iglesias en “El Objetivo” se observa lo siguiente:

 

http://www.bing.com/videos/search?q=objetivo+pablo+iglesias+vistalegre&&view=detail&mid=0ED61FE6DA1959CD916C0ED61FE6DA1959CD916C&FORM=VRDGAR

En segundo lugar, analizamos la entrevista en el mismo programa hecha al portavoz del PP Rafael Hernando, también en el mismo año que la de Pablo Iglesias, en consecuencia, en contextos similares.

http://www.atresplayer.com/television/programas/el-objetivo/temporada-5/capitulo-31-rafael-hernando_2017051400812.html

Si en ambas tenemos en cuenta los momentos de habla simultánea, destacamos el iniciado por Ana Pastor en la entrevista con Rafael Hernando que llega casi al medio minuto. Se produce cuando al entrevistado se le pregunta por la corrupción en su partido frente al más largo en la entrevista de Pablo Iglesias, de siete segundos, cuando el tema, en este caso introducido por la entrevistadora, es el del resultado obtenido en Unidos Podemos en las elecciones generales del 2016.

Además, en la entrevista de Rafael Hernando, el número de sílabas en un segundo de un solapamiento frente a uno donde no se produce no varía tanto como en la de Pablo Iglesias, que intenta pronunciar menos palabras que Rafael Hernando cuando habla a la vez con Ana Pastor.

Se observa, pues, que en la entrevista de Rafael Hernando, el entrevistado no procura con tanta frecuencia como Pablo Iglesias no hablar cuando lo hace la entrevistadora y, lingüísticamente, no pretende pronunciar un número menor de sílabas mientras esto sucede. Quizá el hecho de no evitar reducir el número de palabras mientras se producen dos intervenciones a la vez y en las que no se respeta el turno de palabra pueda ser una recurrencia o una técnica para los políticos con el fin de desviar el tema de lo que la periodista pregunta y evitar así tener que dar la respuesta exacta sobre algún tema indefendible o de compleja argumentación. En estos dos ejemplos, vemos que quien más recurre a ello es Rafael Hernando cuando le preguntan por la corrupción en su partido, frente a Pablo Iglesias que procura guardar los turnos cuando le preguntan por los fracasos en su partido. De esta forma, el lenguaje se convierte en una herramienta política y su uso hace una distinción clara entre un partido considerado tradicional frente a una nueva formación.

El lenguaje de la crisis deja paso, así, a otros temas de actualidad, igualmente complejos, que provocan reacciones lingüísticas determinadas y que dependen del partido político al que van referidos.

 

Andreu Albalat Martín

 

 

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