El siguiente anuncio del programa de financiación del banco BBVA (2014) presenta los préstamos como buenas noticias:

https://www.youtube.com/watch?v=ZPtEfm-a8H4

[Periodista I] Ser periodista tiene estas cosas

[Periodista II] Que a veces, hay que dar malas noticias

[Periodista I] Pero luego, cuando sales a la calle…

[Chica, por el móvil] ¡Mamá, tengo el  préstamo para el máster!

[Periodista I] Descubres que cada vez hay más buenas noticias. Y lo más curioso es que no  las damos nosotros

[Hombre reunido en un bar] Tenemos la financiación, ¡ampliamos la nave!

[Periodista I] Las da la gente.

[En off] En BBVA queremos impulsar esas buenas noticias y vamos a hacerlo impulsando esos proyectos que te ilusionan y nos sacan a todos adelante. Porque eso es lo que hace un banco que siempre responde. Entra en BBVA, financiamos tus buenas noticias.

El eslogan de esta campaña es “financiamos tus buenas noticias”. En uno de los anuncios de esta campaña aparece una familia que se acaba de comprar un coche gracias a un préstamo que se les ha concedido y una pareja descolgando un cartel de “se vende” de un balcón. En el otro vídeo publicitario de esta misma campaña, aparece un empresario comunicándole a un hombre algo más mayor que pueden ampliar la nave porque tienen financiación y previamente, una chica que le anuncia eufórica a su madre que le han concedido el crédito para hacer el máster. No resulta chocante para el cliente potencial la relación entre “periodista” y “noticia” y el anuncio juega contrastando las “malas noticias” con las “buenas noticias”.

Esta entrada se centra en analizar, en concreto, el uso que se hace de la relación “préstamo para el máster” y “buena noticia” ([Chica, por el móvil] ¡Mamá, tengo el  préstamo para el máster! [Periodista I] descubres que cada vez hay más buenas noticias).

El encadenamiento argumentativo que se sucede en el anuncio es el siguiente: “tengo el préstamo para el máster” se considera una “buena noticia”. La argumentación discursiva en la lengua funciona encadenando uno o más enunciados en una dirección ilocutiva concreta, que se unen mediante creencias comunes de las que forman parte tanto el locutor como el alocutario, y que por tanto deben ser, comunes, generales y graduales. Estas se denominan garantes o topos según la teoría de Acombre y Ducort, de forma que, por ejemplo, si aceptamos que “buena noticia” funciona en el anuncio como punto de articulación (es decir, topos) y hace de eje para encadenar los argumentos, tenemos que, en tanto que común, el oyente sabe que “buena noticia” es algo positivo, un suceso que vaya a ser motivo de alegría; en tanto que general, una “buena noticia” puede utilizarse, como en el propio anuncio, para diferentes situaciones (en este caso, para poder estudiar un máster, pero también para poder comprar un piso);  y en tanto que gradual, se opone en una escala <+Buenas noticias, -malas noticias>. Así, el oyente es capaz de deducir, primero, que hay préstamos disponibles (cada vez más) y, segundo, que es fácil conseguirlos. Además, el eslogan de la campaña, “financiamos tus buenas noticias”, refuerza esta misma conclusión: “en BBVA te damos crédito”, que es la que en última instancia más le interesa transmitir al enunciador.

Se produce de este modo una relación de encadenamiento argumentativo del par <+Préstamo, +buena noticia>. Este uso no resulta sorprendente en los ámbitos hipotecarios o empresariales, pero en esta entrada se analiza este encadenamiento en relación con la educación, y por ello cabe plantearse si <+Préstamo, +buenas noticias> representa un uso normal de estos términos.

Al consultar en la base de datos de CREA dicho encadenamiento no hemos podido encontrarlo en época anterior a la crisis (tampoco posterior). Ni si quiera encontramos el sintagma “buena noticia” en los ámbitos propagandísticos o educacionales en esta base de datos, aunque sí que es común en otros como prensa,  novelas, etc., pero en ningún caso relacionando el término “préstamo” con “buena noticia”.

Por último, el encadenamiento <+Préstamo, + buena noticia> no aparece tampoco relacionado con la educación en bases de datos de los tres grandes periódicos: El Mundo, El País y El ABC. Solo se puede encontrar “préstamo” y “educación” en noticias relacionadas con el nuevo sistema de préstamo de libros de texto que adoptaron algunas comunidades el año pasado, en los tres periódicos (por ejemplo, en este artículo de El ABC: http://www.abc.es/comunidad-castillaleon/20130217/abcp-releo-presta-libros-texto-20130217.html).

Relacionado con la concesión de crédito para posgrado solo encontramos un artículo que incluye préstamo y educación, publicado el 8 de mayo de 2013 en El País, que denuncia la incapacidad de los jóvenes de devolver el crédito que fue prestado por el gobierno de manera inmediata: El paro atrapa a los posgraduados que pidieron créditos universitarios (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/05/27/actualidad/1369679458_306057.html).

En noviembre del año pasado, también en El  País, se publica un artículo que habla del crecimiento en las peticiones de crédito a las entidades bancarias para realizar estudios de posgrado: Máster con financiación a la medida (http://economia.elpais.com/economia/2013/11/01/actualidad/1383305590_120751.html) y apenas unos meses después nace esta campaña del BBVA.

Siendo así, sin haber encontrado ningún ejemplo de “buena noticia” y “préstamo” anterior a esta campaña publicitaria, podemos concluir que la entidad bancaria nos propone el nuevo encadenamiento <+Préstamo, +buenas noticias> en el ámbito educacional y por tanto, al establecer  esta relación como algo positivo, propone un cambio semántico de estas nociones.

Por último, me gustaría destacar que un anuncio así es imposible de entender fuera de la situación económica actual de crisis que se viene arrastrando varios años, dado que en principio la función de los bancos es conceder crédito (por ello no nos sorprende los usos de la palabra préstamo para empresa, vivienda o vehículo) y por tanto solo se puede entender que esto sea una “buena noticia” si el oyente sabe que los bancos han tenido poca liquidez durante el periodo de crisis.

Además, antes de las fechas actuales sería imposible considerar que un préstamo para los estudios fuera una buena noticia,  ya que las becas no se habían visto reducidas y llegaban a gran parte de la población estudiantil. El artículo Máster con financiación a la medida señala que la petición de créditos crece desde el año pasado y ni siquiera está normalizada todavía. Este anuncio debe hacernos reflexionar sobre lo que significa realmente “buena noticia” y debemos pararnos a pensar si lo que se nos plantea como “buena noticia” en este contexto, realmente lo es. A la hora de la verdad, ¿hasta qué punto es una buena noticia el poder estudiar con un dinero que deberá ser devuelto con intereses, lo cual además implica intrínsecamente que se necesita un préstamo para estudiar, y por tanto, que estudiar es caro?

 

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Mar Moreno Valero