La crisis económica se ha convertido paulatinamente en toda una gran fuerza que va arrastrando víctimas (El Argentino, 01-12-2011) a lo largo del territorio capitalista. Si en un principio la crisis se negaba, ahora es innegable que hay crisis: las turbulencias diarias y la violenta tormenta bursátil (La Nación, 02-11-11) lo demuestran.

La prensa lleva un tiempo hablando de tsunami, terremoto y maremoto tanto bursátil como financiero. Es por esto que ahora que crujen las bolsas (Público, 15-09-08) por causa del terremoto financiero que ha hecho temblar (Diario Crítico, 19-02-12) la economía mundial, los periodistas escriben sobre los estragos causados por la crisis, de las ciudades afectadas por ella como epicentros (Granada económica, dic. 2011) y de cómo nos preparamos para resistir (El financiero) esta situación.

Cualquier lector se dará cuenta inmediatamente de que se encuentra frente a una metáfora de la que se hacen eco periódicos especializados y no especializados tanto internacionales como españoles. Esto demuestra el gran alcance que ha tenido esta metáfora en los últimos cuatro años, ya que al acudir al CREA y recuperar todos los ejemplos, se observa que del término maremoto encontramos 5 casos (apareciendo el primero de ellos en 1994) en los que dicho sustantivo se utiliza para hablar de una crisis o escándalo político:

Todo ese maremoto que está viviendo la coalición nacionalista se ve acrecentado por el silencio que hasta la fecha mantiene Pujol y que tiene desconcertados a sus colaboradores más inmediatos y a los principales dirigentes, a los que no ofrece, hasta la fecha, una pista clara sobre el enfoque que va a dar a la crisis. (La Vanguardia, 15-11-1994)

Del sustantivo terremoto existen muchas más entradas, por lo que únicamente escogiendo artículos en prensa se encuentran 48 casos en los que se utiliza este término ante una crisis política:

Vuk Draskovic, el fogoso líder del partido Movimiento de Renovación serbio y viceprimer ministro yugoslavo, provocó ayer un pequeño terremoto político al manifestar en Belgrado, ante un grupo de periodistas extranjeros, que (…). (El Diario Vasco, 27-04-1999)

y dos casos en los que ocurre ante una crisis económica:

Esta anécdota apareció en mi memoria, como surgida del baúl de los recuerdos, debido al «terremoto» monetario de las últimas semanas: la caída del dólar, la subida del marco alemán y la peseta dando tumbos y al nivel de los diez céntimos de mi niñez ya casi cuadrados por la acción de mi ingenuo cercenado. (La Vanguardia, 28-04-1995)

Y, finalmente, del sustantivo tsunami, en cambio, no se encuentra ningún caso metafórico, como los anteriores, lo que indica que la aplicación metafórica de este término no empezó a producirse hasta el 2008.

Los datos obtenidos permiten deducir que esta metáfora comenzó a aplicarse mediante los términos terremoto y maremoto en el ámbito político para hablar de “catástrofes políticas” y su significado se amplió para recoger también, a raíz de la pésima situación económica mundial, el significado de “catástrofe monetaria o económica”. Además de esto, se extendió la metáfora para abarcar aquellos sustantivos que, como terremoto y maremoto, vengan a significar el mayor grado de catástrofe de una escala natural como puede ser el término tsunami u otros términos encontrados en titulares de prensa como huracán, tormenta, derrumbe, ola,… Así, “¿Sobreviviremos al huracán financiero? (El País, 12-10-2008), “Zapatero, invisible ante la nueva tormenta bursátil” (La Vanguardia 10-08-2011), “Los bancos financieros limitan daños en la tormenta bursátil” (El País, 21-08-2011), “La ecuación matemática que causó el derrumbe del sector financiero” (La Vanguardia, 17-02-2012), Masivas protestas por la ola de recortes (El País, 01-05-2012), etc.

Se descubre así que todos estos sustantivos que aparecen en los titulares se usan indistintamente, ya que sus significados han sido vaciados o reducidos a meros miembros situados en una escala por lo que, a pesar de que fuera del ámbito económico no son sinónimos, en el ámbito económico se utilizan como tales. Por ejemplo, a partir del titular de La Nación (19-05-2012): “El tsunami bursátil desplomó las bolsas”, puede verse que no cambiaría el significado de la oración si se sustituye el término tsunami por el término terremoto, maremoto, tormenta, huracán…etc. Además de ello, se observa que dichos sustantivos se encuentran en el extremo superior de la escala de los fenómenos naturales, es decir, son los términos más fuertes de la escala. Todos estos datos permiten afirmar que se utilizan los sustantivos objetos de estudio para hablar de la crisis en términos negativos sin tener en cuenta la diferente actuación de cada fenómeno.

La estructura en la que estos términos surgen es clara: aparecen en los titulares de los artículos –por regla general– y, una vez dada la clave de descodificación, se procede a crear toda una extensa metáfora respecto a la metáfora inicial. Por ejemplo, aplicarle al título el término tsunami permite la creación de un marco cognitivo en el que aparecen construcciones como las del artículo publicado en El Economista (05-09-2008) donde a partir de un título como: “El tsunami financiero nos ahogará si el gobierno no nos salva” podemos ver, perfectamente, el marco de esta metáfora ya que surge un marco cognitivo desde el título donde se explica que el tsunami que se describe en el artículo como devastador, desastre y destructivonos ahogará si, como dice ahí, el gobierno no nos salva. En otros artículos se habla de: hacer temblar la economía, derrumbe y escalabro financiero (Público), resistir, fuerte tormenta bursátil (El Financiero), ola de pánico, violenta tormenta bursátil (El Economista), arrasa con miles de empleos (El País), haga zozobrar la economía (El periódico)… Etc.

A estas alturas del blog, debe quedar claro que la metáfora no solo se aplica a la literatura, sino que la existencia de la misma tiene sus raíces en la experiencia cotidiana (Lakoff y Johnson). Metaforizando la realidad somos capaces de comprender mejor el mundo que nos rodea y de expresar mejor todas aquellas situaciones que nos resultan demasiado complejas de explicar a nosotros mismos o a otros. Cuando esto ocurre, se recurre a la búsqueda de símiles entre la realidad y el pensamiento; se recurre a la metáfora.

Si se aplica todo lo tratado anteriormente, se entiende que la crisis económica es una de esas situaciones difíciles de describir sin metáforas, por lo que se deduce cada vez más claramente por qué se han establecido paralelismos entre los desastres naturales y la crisis económica. Como se ha hablado con anterioridad, se utilizan términos como tsunami, maremoto, terremoto o huracán como los términos más altos de polaridad negativa de la escala de los desastres naturales y es a partir de estos términos que se produce una primera metáfora que relaciona la crisis política con los desastres naturales. Esta primera metáfora se amplía a partir del 2008 para explicar también la crisis económica mundial y, analizando los paralelismos que encontramos entre ambas, se puede afirmar que el modelo cognitivo con el que se presenta la crisis económica crea un paradigma similar a las grandes tragedias naturales ya que se entiende tan destructiva, devastadora y violenta como estos.

Esto va haciendo que el lector se acostumbre en pensar la crisis como un hecho natural y que se termine, por tanto, naturalizando todos los hechos de economía, algo que interesa a quienes han provocado toda esta crisis económica. De este modo, mientras el ciudadano piensa en la crisis como algo ocurrido casi por providencia divina, no recuerda que esta crisis no es fortuita ni natural, sino que es una situación totalmente provocada por la avaricia del ser humano.

Por todo ello, el lector de este artículo debe dejar de pensar en la crisis económica como un terremoto, un tsunami, un maremoto, un huracán, un volcán, una sequía… y volver a personificar el periodismo económico. Lector, la crisis no está causada por un dios de la economía vengador, la crisis es algo causado por pasiones humanas, no divinas. Se debe volver a humanizarla: vuélvale a poner nombre y apellidos a los causantes de esta crisis económica.

Carla March Ferrer