En el artículo anterior hemos hecho un recorrido en busca de las expresiones metafóricas que se han utilizado durante esta crisis financiera para hablar de los signos de recuperación económica. Esto ha servido para comprobar el oscurecimiento que provoca la expresión “brotes verdes” sobre el resto de metáforas similares y, sobre todo, la recursividad de los discursos optimistas del Gobierno y argumentos de los grupos de la oposición. Nos proponemos, a continuación, analizar algunas de estas metáforas optimistas sobre la recuperación económica que hemos comentado en el artículo anterior para ver a qué ideas y conclusiones nos conducen.

Dentro de este discurso optimista, una de las metáforas que más hemos escuchado es “ya se ve la luz al final del túnel” (La vanguardia, 30-04-2013). Para analizar esta metáfora partiremos de la teoría cognitivista, según la cual las metáforas no son solo un recurso literario, sino un elemento que está presente en el lenguaje cotidiano y en el sistema conceptual de nuestra mente. El ser humano proyecta las características de las categorías que conoce sobre las que no conoce y las metáforas sirven, precisamente, para transferir rasgos de contenido de un dominio de la experiencia a otro. La transferencia realizada por la metáfora es parcial; utilizar conceptos metafóricos implica resaltar ciertos aspectos de la realidad y oscurecer otros. Hay varios tipos de metáforas, y entre ellas, las orientacionales son aquellas que nacen de nuestra constitución física y la mayoría tienen que ver con la orientación espacial. Dentro de este tipo de metáforas orientacionales es donde debemos ubicar la luz al final del túnel. Es una metáfora basada en la idea de que caminar es progresar, que juega con los elementos del camino y la direccionalidad, y se fundamenta en la idea de que adelante es bueno, atrás es malo. La expresión dibuja un esquema muy concreto: partimos de un origen, que es la crisis económica, y avanzamos en dirección horizontal hacia un destino. Como el destino está marcado positivamente por la luz, esto hace que el origen quede oscurecido, por lo que lo percibimos como negativo. Además, el destino es un espacio al que se entra siguiendo el camino y la dirección que se nos propone.

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En ocasiones se sustituye el elemento del túnel por el del camino: “Aun quedan momentos difíciles, pero les digo que hay luz ya en el final del camino que estamos recorriendo” (Libertad Digital, 15-06-2013). Esta sustitución es posible porque los elementos importantes de la metáfora son la dirección y el sendero, no la pared del túnel. Una posible diferencia entre el ambas expresiones sería que el camino del túnel es más oscuro y, por tanto, más negativo; mientras que el camino abierto, por el hecho de no estar cerrado, puede percibirse con un carácter más positivo. Lo interesante es ver cómo en ambos casos, el camino y el túnel se presentan como las únicas direcciones posibles, es un camino unidireccional que va de atrás hacia delante, y no al revés, puesto que el punto de origen se muestra como negativo y el destino como positivo. No se nos ofrece “una luz al final de un camino” o “un túnel”, sino “la luz al final del camino/túnel”. Esto se explica porque el artículo determinado (el, la, los, las) solo tiene un referente, mientras que el artículo indeterminado (un, una, unos, unas) selecciona un referente entre varios. Es decir, desde la metáfora se elimina la posibilidad de coger atajos o bifurcaciones porque el referente es único, no hay varios caminos entre los que elegir: «El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha asegurado hoy que para salir de la crisis en España «no hay recetas milagrosas ni atajos«, pero sí «una vía y un sendero» para dejar atrás la situación por la que solo su partido puede avanzar y por la que avanzará «con tino y con justicia» (Diario de León, 05-09-2011).

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Desde la oposición, la crítica a la expresión se hace poniendo en duda la inexistencia de otro camino posible para la salida de la crisis, así pues, se ofrece una dirección alternativa y esto se plasma lingüísticamente en la utilización del artículo indeterminado, que pone de manifiesto que sí hay donde escoger: “Los socialistas hemos demostrado que hay un camino a la izquierda para salir juntos de la crisis” (El puerto acualidad, 11-11-2013). Así pues, el destino al que conducía el camino del Gobierno queda ensombrecido y negativizado, mientras que el nuevo camino, que supuestamente nos llevaría a la salida de la crisis, se convierte en el elemento positivo.

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Las críticas que ha recibido esta expresión son significativas porque juegan con los elementos que quedan fuera de la metáfora, es decir, aquellos elementos ambiguos o que la expresión deja sin especificar. Veamos algunas críticas humorísticas:

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(1) John S. Pritchett, The light at the  end of the tunnel                                             http://www.pritchettcartoons.com/light.htm

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2) Eneko (14-10-2011), Túnel

http://www.20minutos.es/vineta/eneko/2267/0/tunel/

En el caso (1) se subraya el hecho de que en la expresión se habla de una luz, pero no se nos dice si esa luz está dentro o fuera del túnel, es decir, si está antes o después de la frontera. Con ello, lo que hace es negar la posibilidad de llegar a ese destino prometido, puesto que hay una luz, hay un final, pero la salida está cerrada. El esquema de la metáfora quedaría modificado del siguiente modo:

 

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La viñeta de Pritchett, un ilustrador hawaiano, sirve a la vez para comprobar el carácter general de esta metáfora y de los mecanismos que se utilizan para rebatirlas, ya que en todos los casos se activan aquellos elementos de las metáforas que quedan fuera de la expresión.

En la viñeta (2) Eneko señala que puede haber una luz y un final, pero que detrás de la luz puede no haber nada. A la dirección horizontal que se nos ofrecía se añade una dirección vertical, basándose en la idea de que abajo es malo, arriba es bueno. Así pues, el destino ya no sería positivo porque, además de ser descendente, no nos lleva a alcanzar la luz:

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Recientemente, ese túnel o camino por el que íbamos, ahora es “la senda de la recuperación” (La información, 06-05-2014) y “ la buena dirección”(Europapress, 06-05-2014). Son caminos diferentes que ya no van en la dirección horizontal del túnel, sino que van hacia arriba, ya que la dirección ascendente tiene un carácter positivo:

 

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Esta metáfora traza una trayectoria que todavía no se ha recorrido por completo, pero que llegaría a un destino que se intuye positivo. La ilustración es significativa porque esa dirección aparece iluminada con respecto al fondo de la imagen, de manera que, aunque el símbolo de la luz no se manifiesta explícitamente a nivel lingüístico, sigue manteniéndose a nivel visual. Hay una pequeña diferencia respecto a los caminos anteriores, y es que la luz está en el camino, no en el destino. Esto es importante si lo ponemos en el contexto de las elecciones al Parlamento Europeo, puesto que lo que se quiere destacar es que el camino del PP es el adecuado, no importa tanto el destino como mostrar de forma positiva el trayecto y las decisiones que se toman a lo largo de ese camino.

Sin embargo, el eslogan de la campaña también deja sin especificar qué es lo que hay al final del camino, de modo que volvemos a encontrar las mismas críticas que se hacían a la metáfora del túnel (3), pero además se critica ese cambio de direccionalidad hacia arriba y se reinterpreta de forma negativa, de modo que el ascenso no es algo positivo, sino costoso (4). En el caso de (3), se señala la superficie puede acabarse aunque la dirección continúe. En (4) sustituye la idea de que subir es bueno, bajar es malo por subir es difícil, bajar es fácil; es decir, invierte los términos positivo y negativo.

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(3) Ferran Martín (01-02-2014), En la buena dirección     

http://ferranhumor.wordpress.com/2014/02/01/en-la-buena-direccion/

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4) Juanjo (24-11-2013), La senda de la recuperación

        http://humorjuanjo.wordpress.com/page/7/

Este análisis nos ha servido para observar un cambio en la dirección de la luz al final del túnel, donde avanzábamos horizontalmente; y de la buena dirección o la senda de la recuperación, donde la dirección pasa a ser vertical, ya que el ascenso tiene un carácter tradicionalmente positivo. Sin embargo, hay un esfuerzo a nivel lingüístico por presentar esta senda como unidireccional y como la única posibilidad, lo cual se refleja, como hemos visto, en el uso de los artículos determinados. Además, hemos visto cómo estas metáforas se critican desde el humor gráfico o desde la oposición aprovechando aquellos elementos ambiguos de la expresión (1); subrayando aquellos elementos que quedan sin especificar, como en (2) y (3); reinterpretando la direccionalidad, como en (2), (3) y (4); o planteando una senda alternativa. Es una muestra más del carácter negociador del lenguaje de la crisis, donde las expresiones metafóricas pueden ser rebatidas mediante diferentes mecanismos.

Ahora toca optimismo, y las metáforas de direccionalidad son una herramienta lingüística muy útil para trasmitir un mensaje esperanzador, al mismo tiempo que permiten legitimar las decisiones políticas a través del lenguaje presentando estas sendas como caminos unidireccionales cuya elección no es opcional sino obligatoria.

Foto Guadalupe

 

 

   Guadalupe Espinosa Guerri