Que no nos ciegue el dato
30/06/2013
“Hemos tenido un dato malo de paro pero no puede cegarnos, ese dato debe convertirse en algo bueno” (Carlos Floriano)
El Gobierno tiene la responsabilidad de valorar los datos sobre cuál es la realidad social en nuestro país. El argumento de Carlos Floriano establece una línea temporal que remite a un pasado en el que estábamos mal: de ahí el presente negativo (“hemos tenido un dato malo”) que llevará a un futuro mejor (“debe convertirse en algo bueno”). Al igual que en este caso, vamos a analizar otros argumentos en los que se valora que la realidad no es tan mala como aparenta ser. Veamos en qué argumentos se apoya el Gobierno para juzgar el dato del número de parados en nuestro país. Estos presentan una línea temporal basada en un presente bastante negativo y un futuro posible positivo.
Dentro de esta orientación argumentativa general situamos dos tipos de argumentos:
En primer lugar, el argumento el peso de las cosas que subyace, por ejemplo, a la siguiente declaración de Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del gobierno, sobre la aprobación de una serie de reformas:
“las reformas son requisitos imprescindibles para superar la crisis y poder crear empleo” (http://www.lamoncloa.gob.es/ConsejodeMinistros/Resumenes/2013/220213-consejo.htm)
Tras estas palabras se encuentra el argumento del peso de las cosas, que se apoya especialmente en el uso de la palabra “imprescindible”: las reformas (A) son el efecto ineludible de la crisis (B); A es causa necesaria y su consecuencia es B. Dicho de otra manera, la crisis lleva al Gobierno a actuar con las reformas que, a su vez, se presentan como la garantía del aumento del empleo.
En segundo lugar, Luis de Guindos, ministro de Economía, acude al argumento del mundo posible:
“si no hubiera asumido las riendas del país, el PIB y el paro hubieran caído aún más” (http://economia.elpais.com/economia/2013/04/26/actualidad/1366977612_136042.html)
Esta estructura condicional revela que lo que ha evitado una caída del paro es la acción acometida por el Gobierno (asumir las riendas del país). Esto en gramática se llama condicional irreal o contrafactual, estructura en la que se vincula un hecho que no se ha producido (no haber asumido las riendas del país), con otro que tampoco se ha producido (que el PIB y el paro caigan más), por lo que son hechos que no se pueden comprobar empíricamente.
Retomando ahora la declaración inicial de Carlos Floriano (“Hemos tenido un dato malo de paro pero no puede cegarnos”), ¿se podría decir que las palabras de sus compañeros del Gobierno respaldan la idea de que los datos son buenos y que no pueden cegarnos? Los argumentos vistos hasta ahora no respaldan estas palabras pues hablan de poner medidas y de mundos mejores, pero no que la realidad sea positiva.
Si seguimos revisando argumentos en la misma línea sobre los datos de desempleo en esas fechas, Luis de Guindos lanza un mensaje optimista para el futuro de la economía y la creación de empleo:
“La economía va a estar en marcha antes de lo que nos pensamos”
(http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/24/economia/1366795806.html)
En este argumento analizamos dos aspectos que consideramos relevantes:
El primero, la forma perifrástica del verbo “ir a + infinitivo” que expresa futuro. En ella, el hablante señala e inicia un proceso que consiste en “poner en marcha” la economía. Esta estructura verbal de futuro indica la voluntad del hablante de que esté, próximamente, en marcha la economía. Ya Grice señalaba que en los enunciados de un hablante no se debía afirmar algo si no se tenían pruebas suficientes para ello; por esto, dándole la vuelta a este argumento, los receptores interpretan que si el ministro afirma que la economía estará en marcha, es porque posee algunos indicios para ello.
El segundo aspecto es la locución temporal “antes de lo que pensamos”. Esta locución establece una línea temporal que marca un presente (año 2013) en el que la economía va mal. En esa misma línea hay un punto futuro en el que todos nosotros, que podemos considerar una mayoría suficiente, incluido de Guindos, pensamos que la economía se habrá recuperado. Entonces, este argumento habla de un punto en el tiempo (X), en el que la economía se habrá puesto en marcha, que se sitúa entre el presente y la fecha en la que pensamos nosotros y a la que el Ministro como locutor del enunciado se refiere. Si pensáramos como fecha límite, por ejemplo, 2016, ese punto anterior sería, por ejemplo, 2015.
Nosotros y el Gobierno estamos en el futuro y, como hemos dicho en el argumento anterior, el futuro no se puede comprobar empíricamente.
En esta misma línea argumentativa encontramos la siguiente declaración de Mariano Rajoy:
“España estará creciendo y creando empleo antes del final de la legislatura” (20 minutos, día 29/04/13)
El juego retórico que supone esa construcción de futuro + gerundio permite a su usuario evocar también el argumento de un mundo posible. Se combina el futuro del verbo “estará” con el valor de un progreso en marcha que expresa el gerundio, lo cual pretende mostrar que:
a) aquello que no existe ahora mismo (porque es un futuro, “estará”) parece que ya está en marcha y,
b) la misma instrucción gramatical que codifica el gerundio de progresión, hace que el receptor haga una interpretación ascendente, tal y como se observa en la siguiente gráfica:
Para acabar, en estas declaraciones también del presidente,
“Estamos en el umbral de la reforma” (20 minutos, día 29/04/13)
se nos transmite el mismo argumento del mundo posible a través de una metáfora:
Mariano Rajoy habla de un umbral o principio del cambio, un primer paso para ir a mejor y crear puestos de trabajo. Ese umbral lo encontramos entre la España1 y la España2. El umbral es un paso brusco, no hay una línea progresiva para el cambio, es tajante.
Observamos una España1, en la que, por ejemplo, hay crisis y no hay, por tanto, puestos de trabajo; un paso donde se desarrolla la aplicación de las reformas, es decir, ese umbral del que hablamos y en el que se sitúan todas las reformas que se están aplicando; y una España2, donde ya está terminado el proceso y se deben manifestar las consecuencias tras la aplicación de las medidas; es decir, donde habrá más empleo.
(Véase: http://ponss.blogs.uv.es/2012/05/20/una-reforma-vale-mas-que-mil-palabras/)
Los argumentos que hemos visto hacen que todo lo que aparezca sobre el presente sea irrelevante, ya que, como vamos a llegar a esa España2, no debe cegarnos ese dato de parados, como decía Floriano:
“Tenemos un mal dato pero este es el camino que hay que seguir” // “Ese dato debe convertirse en algo bueno” // “Tanta gente que lo está pasando mal solo puede ser algo positivo” (http://www.20minutos.es/noticia/1798885/0/pp-floriano/datos-paro/psoe/)
El dato de 6.202.700 parados es malo pero debe ser algo positivo. Si apuntan a un posible futuro bueno, el presente no debe ser tan negro. Jugamos en todos los argumentos al mismo juego: en el que se valora qué pesa más, si la retórica subjetiva o la realidad objetiva. Una realidad “menos mala” contra una cifra de parados que salta por sí sola. Jugamos a pensar que ese dato podría ser algo positivo pues todo podría ir peor. Jugamos, pues, a dejarnos cegar por una retórica como la presentada para no ver que son seis millones doscientas dos mil setecientas personas las que luchan y padecen por no saber qué harán para subsistir cada día nuevo que amanece.
Carmina Copete
La LOMCE desencadenada
30/06/2013
Desde luego, si algo no se puede negar de la nueva ley orgánica de educación es su carácter polémico. Es polémica, por un lado, por las diferentes declaraciones que se han hecho sobre ella (tanto desde el gobierno como desde la oposición, sindicatos y asociaciones) y por las interpretaciones que, desde los medios de comunicación, han llegado a los ciudadanos (por ejemplo: http://list.ly/5Ld); pero, por otro lado, es necesariamente polémica por el contexto en el que se enmarca: la crisis. Resulta difícil disociar la LOMCE de la crisis cuando ya en el primer párrafo de la ley se afirma: La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. El nivel educativo de un país determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel educativo de los ciudadanos supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.
El objetivo de este artículo es exponer los argumentos de la LOMCE y los contraargumentos presentados, desde tres perspectivas: en primer lugar, desde la propia LOMCE y las razones que la justifican, expuestas por el ministro de educación José Ignacio Wert, ya que él ha sido y es el principal impulsor de esta reforma y el portavoz del gobierno en materia de educación; en segundo lugar, desde las reprobaciones de los miembros de la oposición, puesto que constituyen la segunda fuerza política de nuestro país; y en tercer y último lugar, desde las aportaciones de la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública, formada por docentes, discentes, pedagogos y otras personas relacionadas cuya labor consiste en velar por la calidad del sistema público de enseñanza en todos sus niveles promoviendo acciones y posibles soluciones. En consecuencia, este artículo pretende ser una exposición neutral de los datos recogidos desde esas tres perspectivas.
El porqué de esta reforma educativa (aquí), como anunciábamos en el primer párrafo, reside en la importancia de la mejora de la calidad educativa para poder superar, de algún modo, la crisis actual. De acuerdo con esto, como expuso el ministro de cultura José Ignacio Wert en el Congreso de los Diputados (octubre de 2012) así como en distintas declaraciones a los medios (http://youtu.be/0k5aF5Jy33c), los principales argumentos de la LOMCE, que desarrollaremos después, podrían resumirse en los siguientes:
- Es una reforma competitiva,
- es una reforma igualitaria,
- y es una reforma consensuada
(Para tener una idea sobre los objetivos principales pueden consultar en este documento las páginas 5 y 6)
Con este propósito la LOMCE pretende, según Wert, que en definitiva haga de nuestra educación un motor del crecimiento inteligente, del crecimiento sostenible y del crecimiento intelectual. Sin embargo, para la oposición y para las asociaciones y sindicatos, estos objetivos no son tan transparentes ni positivos como se garantiza desde el gobierno. Tanto la oposición como las asociaciones y sindicatos tachan la LOMCE de antidemocrática, de segregadora y excluyente y de mercantilista.
En primer lugar, la LOMCE se define como una reforma competitiva ya que favorece la mejora general del rendimiento escolar, que se traduciría (…) en la mejora de nuestros resultados en PISA. Para ello proponen la implantación de pruebas de evaluación a nivel nacional en puntos críticos de cada etapa educativa. Asimismo, promueve la empleabilidad: la reducción del abandono escolar temprano (…) traerá consigo una mayor empleabilidad de nuestros estudiantes, esa mayor empleabilidad de nuestros estudiantes contribuirá a la reducción del exagerado paro juvenil que en este momento padecemos. Y además, apoya el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
No obstante, frente a esta visión de la LOMCE como una reforma competitiva, la oposición y la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública ven la reforma como mercantilista.
La base para contraargumentar que se trata de una reforma mercantilista la encontrarán las voces en contra en, precisamente, el primer párrafo de la reforma que nombrábamos al principio de este artículo: La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía… A este propósito, desde la oposición Tapia Otaegi (PNV) coincide con el objetivo de la LOMCE de la búsqueda de la calidad y la excelencia, pero disiente en el modo de llevarlo a cabo: resulta que bajo ese concepto, escudándose en él, lo que hace es reducir y recortar las becas y permitir el aumento del número de alumnos por clase, sin introducir ningún tipo de medidas adicionales para atender necesidades especiales en el aula, atender la diversidad que se produce y, en definitiva, conseguir la igualdad de oportunidades para todos esos alumnos y alumnas que hay en clase. A propósito de los objetivos, en concreto al de la mejora de nuestros resultados en PISA, Valenciano Martínez-Orozco (PSOE) objeta que el nivel educativo de un país no se mide por los cientos de alumnos excelentes, sino por los millones de alumnos y alumnas que están preparados para afrontar la vida.
Ciudadan@s por la Educación Pública arguye que reducir el sistema educativo a la capacitación laboral de las nuevas generaciones es olvidar su función primordial en la formación integral de las personas y en la construcción de una sociedad culta y democrática. Explican que la reforma es mercantilista y utilitarista porque se entiende como un factor dependiente de los procesos económicos y que debe enfocarse a sus resultados. Además, en cuanto al fomento de las TIC, critican que el uso de las TIC se limite (…) a la “disminución de costes de apoyos y refuerzos” y “el desarrollo de una enseñanza individualizada” renunciando a las enormes posibilidades colaborativas que las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen.
En definitiva, se observan dos líneas argumentativas: por un lado, desde el gobierno se presentan los argumentos <+competitividad, +empleabilidad> y <+rendimiento académico, +competitividad>; por otro lado, tanto desde la oposición como desde la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública el contraargumento que utilizan es <+competitividad, +mercantilismo>.
En segundo lugar, la LOMCE se define como una reforma igualitaria. Una reforma que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa, la no discriminación y la accesibilidad universal, y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad (Anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Igualmente se compromete con una educación de calidad como soporte de la igualdad y la justicia social. Y enriquece la educación mediante la especialización curricular, funcional o por tipología de los alumnos, que supone una atención individualizada según perfil en ESO; En definitiva, es igualitaria porque se basa en la igualdad de oportunidades, que permita a todos acceder a una educación de calidad y obtener las capacidades y conocimientos básicos para obtener un empleo, y motive a continuar los estudios más allá de la etapa obligatoria.
Sin embargo, a la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública y a la oposición, en lugar de igualitaria, esta reforma les parece segregadora y excluyente.
La LOMCE promueve la implantación de pruebas de evaluación a nivel nacional en puntos críticos de cada etapa educativa. Estas pruebas, serán en algunos casos hitos determinantes para la progresión en el sistema educativo. (…) Las pruebas deberán ser realizadas por las respectivas Administraciones educativas en el centro educativo en el que el alumno curse estudios, y aplicadas y calificadas por especialistas externos al centro. Estas pruebas, conocidas como reválidas, orientarán la evolución del alumno y serán realizadas periódicamente en puntos críticos de cada etapa educativa.
Ciudadan@s por la Educación Pública se posiciona totalmente en contra de esta medida alegando que la reválida se convierte en método obsesivo de clasificación, etiquetaje y encasillamiento del alumnado, al tiempo que un mecanismo de control del currículo. Y que, además, la Administración se lava las manos de su responsabilidad en los resultados de dichas evaluaciones culpabilizando de las dificultades y problemas exclusivamente al alumnado y eventualmente a los centros: “El principal objetivo de esta reforma es mejorar la calidad educativa partiendo de la premisa de que esta debe medirse en función del “output” (resultados de los estudiantes) y no del “input” (niveles de inversión, número de profesores, número de colegios, etc.)”
Por otra parte, añaden: La apuesta de la LOMCE por la segregación llega a cotas alarmantes cuando afirma que “el proyecto educativo de calidad podrá suponer la especialización de los centros (…) por tipología del alumnado» y explican que la LOMCE entiende (…) la educación como un espacio en el que se manifiestan y subrayan las diferencias y oportunidades sociales, en lugar de asumir su irrenunciable papel integrador.
A este respecto, desde la oposición, coinciden de nuevo con la posición de Ciudadan@s por la Educación Pública: pero es que además nos ha anunciado también que tiene la intención de subvencionar colegios privados para que separen a los alumnos por razón de lengua. ¿Cómo se le ocurre plantear semejante barbaridad señor Ministro? (Vallés Vives, PSC).
Por consiguiente, los argumentos del gobierno serían <+igualdad, +calidad> y <+igualdad, +especialización>, mientras que los contraargumentos de las voces opuestas serían <-igualdad, +segregación> y <-igualdad, +exclusión>.
En tercer lugar, en el propio proyecto de ley se confirma que esta ley orgánica es el resultado de un diálogo abierto y sincero con toda la comunidad educativa (…) que busca el consenso, enriquecido con todas las aportaciones de toda la comunidad educativa. Asimismo, de acuerdo con la LOMCE, los papeles que jugará la comunidad educativa estarán organizados de la siguiente manera:
- En cuanto a los directores de centros: La reforma contribuirá también a reforzar la capacidad de gestión de la dirección de los centros, confiriendo a los directores de centros, cuya profesionalización se refuerza a través de un sistema de certificación, la oportunidad de ejercer un liderazgo que en este momento se encuentra seriamente restringido.
- En cuanto a los profesores: La dignificación de la profesión de los docentes es imprescindible para la mejora de la educación. Y el Gobierno, previa consulta a las Comunidades Autónomas, establecerá las condiciones y los requisitos de titulación, formación o experiencia para que, durante los cinco años siguientes a la fecha de la entrada en vigor de esta ley orgánica, las Administraciones educativas, por necesidades de servicio o funcionales, puedan asignar el desempeño de funciones en una etapa o, en su caso, enseñanzas distintas de las asignadas a su cuerpo con carácter general, al personal funcionario perteneciente a alguno de los cuerpos docentes recogidos en la disposición adicional séptima de esta ley orgánica.
- En cuanto al consejo escolar: El Consejo Escolar del Estado se concibe como órgano de participación de la comunidad educativa en la programación general de la enseñanza y de asesoramiento al Gobierno.
La percepción por parte de la oposición (cuyas declaraciones pueden consultarse aquí), es bien distinta; mientras que para el gobierno se trata de una reforma consensuada, para la oposición es absolutamente antidemocrática: ¿Ha pedido la opinión de los padres, de los maestros, de los alumnos? ¿Le importa la opinión de toda esa gente o no le importa? (Bosch I Pascual, ERC). La percepción de la oposición del proceso de implantación de la ley es la de que su propia concepción es antidemocrática en el sentido de que no se ha tenido en cuenta, según ellos, a los distintos partidos políticos ni a la comunidad educativa. La acusan, en definitiva, de ser una reforma de la Ley Orgánica de Educación a golpe de mayoría absoluta (Tardà I Coma, ERC). Además aseguran, en torno al objetivo: refuerzo de la autonomía de los centros y también de las competencias de las administraciones educativas que, lo que pretende, escudándose en la mejora del rendimiento educativo, es recentralizar todas esas competencias y atraerlas para el Estado (Tapia Otaegi, PNV).
Asimismo, desde la asociación Ciudadan@s por la Educación Pública, coinciden con las acusaciones de la oposición y exponen (aquí), por los mismos motivos que la oposición, que la ley es antidemocrática:
- En el proceso de elaboración de la ley (de espaldas a la comunidad educativa, a los grupos sociales y políticos, a las Comunidades Autónomas);
- En la organización de los centros docentes, en que una dirección nombrada a dedo por la Administración pasa a tener poderes absolutos en la gestión de los mismos.
En cuanto al primer punto defienden que ha de abrirse un proceso de diálogo sosegado y profundo con la comunidad educativa y que ese proceso, sencillamente, no se está produciendo. En cuanto al segundo punto, afirman que lo que el anteproyecto denomina “autonomía de centros” (…) no es sino la eliminación de su funcionamiento democrático. El consejo escolar queda relegado a funciones meramente consultivas, mientras que las decisorias pasan a ser competencia exclusiva de la dirección y que además, dicha dirección pasa a tener poder absoluto en la toma de decisiones pedagógicamente relevantes , así como en “la gestión de personal y económica de los centros”.
Por lo tanto, los argumentos que presenta el gobierno serían <+consensuada, + abierta> y <+consensuada, + sincera>, mientras que el contraargumento de los oponentes sería <-consensuada, + antidemocrática>.
Tras concentrar las distintas voces en torno a la sensacionalista LOMCE y obtener una perspectiva panorámica, solo queda esperar, esperar y observar si su puesta en práctica se orienta hacia una dirección u otra.
Desiré Jareño Albert
El acto de jauja
28/06/2013
Si en lingüística la unidad mínima de comunicación es el acto de habla, en política la unidad mínima del acto electoral es la promesa. Cuando queremos comunicar algo, lo hacemos siempre con una intención determinada, porque cuando hablamos, como si de un regalo se tratase, la intención es lo que cuenta. Pero, que comunicar sea regalar, no implica que el regalo sea bueno. Al contrario, cuando emitimos un enunciado (es decir, cuando decimos algo) la intención es las veces algo así como un papel estampado, bonito sí, aunque envuelva el peor de los presentes. Así son algunos actos de habla, engañosos; ya que talmente nos sentimos al desenvolverlos, engañados. Volvamos a la política, y recordemos uno de los regalos que mejor lucían bajo el árbol durante la campaña electoral:
(1) Cuando gobierne, bajará el paro
(http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/09/espana/1263058354.html)
Si vamos a la lengua, hemos de hablar de una división (idea de los filósofos del lenguaje Austin y Searle) por la que todo enunciado contiene a su vez tres actos menores. A saber, el mensaje (acto locutivo), la intención (que sería la fuerza, el acto ilocutivo) y el efecto en el oyente (acto perlocutivo). Dicho de otra forma, qué se dice, por qué y para qué. Ilustrémoslo:
qué acto locutivo | por qué acto ilocutivo | para qué acto perlocutivo |
Bajaremos el desempleo | Promesa | Conseguir votos |
Así pues, cuando Rajoy decía:
(2) Nos vamos a oponer a cualquier subida de impuestos
(http://economia.elpais.com/economia/2012/04/27/actualidad/1335554823_812126.html)
nos encontramos con un enunciado en el que lo que se dice sería no subiremos los impuestos; al tiempo que aquello que se pretende es persuadir al posible votante. ¿Qué es lo que motiva, entonces, el uso concreto de ese enunciado, el porqué se dice x de x manera y no de otra? La idea de Searle es que no hay una correspondencia entre la intención con que decimos algo y la forma con que lo expresamos. De ahí que (2), en su sentido más neutro, se pueda interpretar simplemente como la transmisión verbal de un hecho, el de que nos opondremos a cualquier subida de impuestos. Pero, ¿qué piensa cualquier ciudadano cuando escucha estas palabras en boca de un líder político durante la campaña electoral? Evidentemente, en ese contexto, lo que el oyente percibe es una promesa, y no una simple información. Ahora bien, si el hablante da pie a dos posibles lecturas, la del decir algo y la del prometerlo, ¿cómo solventamos esa ambigüedad? Es decir, ¿cómo entiendo yo que esto es una promesa si en ningún momento se usa el verbo prometer?
(3) Cuando gobernemos crecerá el empleo. Crearemos tres millones y medio de empleos
¿Prometemos crear empleo, o sólo lo decimos? Al no haber un verbo explícito, con el que reconocer si la intención original del hablante era afirmar o prometer, estamos ante una forma lingüística explícitamente ambigua. Aún con todo, si tenemos en cuenta el contexto en el que es dicho, parece que la balanza se inclina más a interpretarlo como un compromiso.
(4) Yo no voy a subir los impuestos, no
(http://www.elplural.com/2011/12/31/las-mentiras-de-rajoy-sobre-los-impuestos/)
Como vemos, estos actos de habla tienen un claro carácter de promesa electoral, y no el de una simple afirmación. Ello se debe a que toda promesa está orientada hacia el futuro, por lo que el uso de estas formas (crecerá, no voy a) carga lo que se dice de una intención de llevarlo a cabo. El problema está en que los políticos se sirven de enunciados en los que esta fuerza compromisiva se, –digamos– difumina; y echamos en falta la rotundidad de decir prometo que o me comprometo a. Al hablar en futuro se combinan dos matices, el decir algo y el pretender hacerlo; de suerte que, si las cosas no salen como se esperaba, siempre podrá uno aferrarse a lo que se dijo, y no a lo que se prometió:
Se produce entonces un conflicto de intereses, ya que, frente la lectura convencional del electorado, el político siempre podrá dar a entender que su enunciado, en el momento en que lo dijo, no era una promesa. En cualquier caso, sabemos como votantes que el incumplimiento de una promesa electoral es algo reprochable; pero para quien la incumple siempre es más fácil justificarse si lingüísticamente no se comprometió en el pasado:
(5) Dije que bajaría impuestos, y los estoy subiendo. No he cambiado de criterio ni he renunciado a bajarlos en cuanto sea posible, pero las circunstancias obligan
O sea, que, aunque se ha incumplido el programa electoral, siempre es más suave decir dije que bajaría los impuestos, y no lo he hecho que no prometí que bajaría los impuestos, y no lo he hecho. Con la primera opción se está recalcando que un ejemplo como (5) fue una afirmación, mientras que la segunda evidenciaría lo comprometedor de (5) cuando se enunció, que es tal y como el oyente (votante en potencia) lo entendió. Retóricamente, se reformula lo dicho como la elección de una doble posibilidad que ya estaba abierta:
Ocurre lo mismo en un ejemplo como:
(6) Ya dijimos que iba a ser un año muy duro para el empleo
Si lo comparamos con (3), cuando gobernemos, crecerá el empleo, advertimos la transformación de una promesa (o así lo creíamos), en una afirmación de lo contrario (año duro para el empleo):
De nuevo, llama la atención cómo lo que parecían compromisos, enunciados en futuro, devienen cosas dichas, en pasado. O lo que es lo mismo, si antes dije más empleo, ahora afirmo que ya dijimos menos empleo. Donde dije digo, prometía; donde dije prometo, digo Diego. Veamos otro caso:
(7) No voy a hacer el copago.
(http://escolar.net/MT/archives/2012/04/rajoy-noviembre-de-2011-no-voy-a-hacer-el-copago.html)
(8) nosotros dijimos que –esta opción [el copago]– no la íbamos a utilizar salvo ‘imperativos legales’
Una vez más, el esquema se repite:
Asistimos a una estrategia discursiva tan recurrente como provechosa, puesto que no sólo se justifican declaraciones que eran intencionadamente ambiguas, sino que incluso se llega a reelaborar auténticas promesas. Un acto de habla como (9), compromisivo como la copa de un pino:
(9) Yo garantizo que con otras políticas saldremos adelante.
dista mucho de:
(10) Ya dijimos que las cosas irían mal.
Estos dos enunciados no comparten ni el momento ni el discurso en que fueron dichos, pero ambos tienen en común que han salido de la boca de la misma persona. Si atendemos a un ejemplo como (9), suponemos que un verbo como garantizar posee un valor casi sinonímico al de prometer, por lo que estaríamos presenciando lo que es casi una excepción (visto lo visto) en el discurso político: un enunciado sin ambigüedad. Lo interesante es que hasta una declaración como (9), que, por el verbo del que se sirve (garantizar = prometer), debería tratarse necesariamente de una promesa, responde, sin embargo, a la misma reformulación que en los demás casos:
Reformulación que, en principio, ni siquiera debería ser factible.
En conclusión, parece que, con el uso de ciertas formas (como, en nuestro análisis, el futuro o el verbo decir), la retórica de los políticos intenta adelantarse a los posibles daños que posteriormente pueda sufrir su credibilidad; porque dar a entender que algo no fue una promesa exime de responsabilidad a quien la ha incumplido. Tengamos esto presente ya que, de lo contrario, acabaremos relacionando toda una morfología propia del compromiso con la de la indeterminación; lo cual podría traducirse en que el ciudadano, intuitivamente, ya no pueda depositar ninguna confianza en una clase política que, en apariencia sólo, se compromete verbalmente –y nada más–.
Adrià Pardo Llibrer
Videoblog:
http://www.youtube.com/watch?v=x2cvSArPUB8&feature=player_detailpage
Martina
El caso Bárcenas (I): enero
27/06/2013
¿Qué significa “la verdad”? A lo largo de la historia del pensamiento filosófico, desde Platón, quien la describía como la suma de la belleza, la bondad y la justicia, pasando por Kant y su distinción entre el conocimiento del ser humano sobre la realidad y la forma que la realidad tiene en sí misma, la noción de “verdad” plantea todavía hoy sumos problemas de definición. Pero dejando las cuestiones filosóficas a un lado, nos centraremos en un tema lingüístico relacionado. ¿Qué significa decir la verdad? ¿Cómo se argumenta la verdad o falsedad de un suceso y qué consecuencias tendría el hecho de afirmar algo como verdadero y posteriormente negarlo o afirmar su negación?
En este blog, mediante las herramientas que la propia lengua nos proporciona, y con la ayuda de la disciplina pragmática, intentaremos analizar en qué ha consistido uno de los casos que en España han llevado a acentuar la situación de crisis económica, política y social que veníase gestando desde las eufemísticas desaceleraciones y los inicios de la trama Gürtel: ¿Cómo ha argumentado el Partido Popular su relación con el “caso Bárcenas”?
Para averiguarlo, hemos confeccionado un corpus cronológico de 70 noticias que abarca desde el inicio, 16 de enero de 2013, hasta las últimas informaciones del mes de mayo (29/05); así, por cuestiones de tiempo y espacio, no se tratarán ninguna de las nuevas aportaciones a partir de junio. De esta manera, siguiendo el eje cronológico y en función de la coherencia establecida entres los discursos internos de los miembros populares y las informaciones externas, distribuiremos las intervenciones entre argumentos a favor del PP y contraargumentos, y analizaremos qué consecuencias propiamente argumentativas se plantean. Eso sí, con el objetivo final de que cada cual opte por una libre y propia interpretación. Para eso somos hablantes y no figurantes, ¿no?
A modo de escueto resumen, fecharíamos el comienzo hacia la segunda semana de enero de 2013, cuando el grupo parlamentario popular se ve salpicado por un escándalo de corrupción, relacionado con Luis Bárcenas, el antiguo tesorero del partido, que ya había sido imputado por un delito de financiación ilegal de su partido en la trama de 2009 conocida como Gürtel. Este nuevo caso empieza a construirse sobre la base de una triple bomba informativa entre los días 16, 17 y 18 del primer mes del año:
1) (EL MUNDO: 16/01): “Suiza informa de que Bárcenas llegó a tener 22 millones”
2) (EL PAIS: 17/01): El abogado de Bárcenas: “Las empresas de mi cliente se acogieron a la amnistía (fiscal)
3) (EL MUNDO: 18/01): Bárcenas pagó sobresueldos en negro durante años a parte de la cúpula del PP
En resumen, se descubre que el ex tesorero del PP podría haber cometido un delito de frauede fiscal ya que poseía hasta 22 millones de euros en una cuenta bancaria en Suiza, dinero, según él, sin ninguna vinculación con su partido. Al día siguiente, sus abogados afirman que Bárcenas regularizó todas sus ganancias a través del proceso de amnistía fiscal promovido por el gobierno. Por último, el 18, se publica que gran parte de la cúpula del PP habría percibido sobresueldos de mano del ex tesorero. Por tanto, 22 millones en Suiza, Amnistía fiscal y sobresueldos serán tres palabras clave para el desarrollo de los acontecimientos.
Sin embargo, más tarde, el 31 de enero, aparecerá en EL PAÍS la noticia que ha dado sobrenombre a la trama: Las cuentas secretas de Bárcenas. Se trata de la publicación de una serie de fotocopias sobre la supuesta contabilidad secreta de los tesoreros del PP entre los años 1990 y 2008, y según las cuales, tanto el presidente del gobierno como otros miembros del partido habrían recibido dinero adicional a sus retribuciones económicas legales en base a las donaciones que diferentes empresas privadas habrían hecho al partido, a cambio de concesiones de obras públicas y supuestos tratos de favor.
Habría sido el tesorero del partido, Bárcenas, la persona que habría fraccionado las donaciones en pequeñas cantidades (ya que estas financiaciones no podían superar los 60.000 euros) y las habría ido acumulando en una cuenta de un banco suizo, hasta alcanzar la cifra de 22 millones y que recientemente ha sido de nuevo situada en torno a 47 millones de euros (15/06).
Ante un asunto de tamañas dimensiones, ubicado además en un clima de dificultades económicas para los ciudadanos, estos, el resto de grupos políticos y otros componentes del propio partido les exigen (cada uno dentro de sus posibilidades) una respuesta.
¿Ha contestado a todas las preguntas el Partido Popular? ¿Cuál es la evolución que ha habido entre las argumentaciones del partido y los hechos investigados sobre el escándalo?
Antes de empezar, hemos de señalar que, como todo en asunto polémico, siempre coexiste un debate entre puntos de vista contarios, entre argumentos o contraargumentos o, como se establece en Retórica, entre un proponente y un oponente. Por tanto, iremos clasificando los diferentes discursos entre argumentos y contraargumentos, y los agruparemos en tres fases:
1) 1ª semana: Bárcenas es un caso particular + Todo es falso + Quien la hace, la paga
Esta primera fase constituye el momento argumentativo inicial, de la cual partirán nos tres argumentos claves que se irán repitiendo frecuentemente en las intervenciones del partido popular. Desglosemos cada uno de ellos:
- A. “El dinero de Bárcenas es particular”
Hemos dicho que es el 16 de Enero cuando empieza a destaparse la trama de las cuentas bancarias en Suiza del tesorero por parte del periódico EL MUNDO. Un día más tarde, el 17, los abogados de Bárcenas aseguran que este se acogió legalmente a la Amnistía Fiscal que el gobierno había propuesto, y muchas voces en la oposición critican que esta ley se haya elaborado para facilitar el blanqueamiento de capital. Como respuesta, el ministerio de Hacienda desmiente las acusaciones de sus abogados mediante un muy concreto y breve comunicado y Mª Dolores de Cospedal responde a las acusaciones con un argumento, mediante el que marcará las distancias entre el partido y su ex tesorero, para desvincularse totalmente y desde el principio, al cual denominaremos “BÁRCENAS NO ES PP” o “B NO PP”:
“Lo que sí le puedo decir es que se trata de un tema particular, particular, particular, de esta persona en cuestión y que no tiene nada que ver con el partido popular […]”.
Además, Cospedal recupera un discurso utilizado el 15 noviembre de 2012, en plena campaña de elecciones catalanas: “Si yo hubiera sido una presidenta autonómica que me presentara a unas elecciones teniendo una cuenta en suiza y sin poder explicar de dónde venía el dinero, pues yo habría tenido que dimitir” ante el cual, el lector y el curso de la investigación determinarán la verdad o falsedad de dicho enunciado.
- B. “No, jamás, en la vida, yo no he sido” = NEGACIÓN ABSOLUTA
La explosión se consuma el 18 de Enero, cuando EL MUNDO anuncia que parte de la cúpula del Partido Popular habría estado cobrando sobresueldos desde la época de Manuel Fraga hasta 2008, tras lo cual, las reacciones no se hacen esperar, y algunos de los involucrados, Javier Arenas, Esteban González Pons o Carlos Floriano lo niegan rotundamente.
“En este tiempo, ni vi, ni se me ofreció, ni se me dio ningún sobre con dinero, y por supuesto, no lo hubiera aceptado” (Soraya Sáez de Santamaría)
“Jamás he cobrado en un sobre, ni en dinero que no haya declarado. Nadie me lo ha insinuado ni tengo ningún conocimiento de que en el partido esa práctica exista o haya existido” (Esteban González Pons)
Otra de las negaciones viene por parte del propio presidente del gobierno, el día 19 de enero, cuando ante la pregunta de una periodista sobres si hubo sobresueldos en el PP, Rajoy contesta: “Sí, hombre.”
En adelante, denominaremos a este argumento: “NEGACIÓN”, y se detallarán los diferentes matices de los que se caractericen.
- C. “Se tomarán medidas contra aquellos que se comporten mal”
Como vemos, la noticia de los sobresueldos será la de mayor implicación hacia miembros del partido, el presidente y algunos ministros, por lo que ante una pregunta implícita como podría ser: “¿Qué va a hacer el PP para arreglar este asunto?”, observamos que aparecen un tercer argumento: “SE TOMARÁN MEDIDAS”. Así, el sábado, 19 de enero, en rueda de prensa, Rajoy no da explicaciones sobre ninguna de las noticias anteriores, lo único que se limita a anunciar solemnemente es: “Si alguna vez tengo conocimiento de irregularidades, de conductas impropias que afectan a militantes de nuestro partido, no me temblará la mano”, en consonancia con el discurso de María Dolores de Cospedal, del día anterior, en el que sobresale la afirmación de “Quien la hace, la paga”.(Vídeo -1:39)
El lunes 2 “Rajoy ordena una auditoría interna y otra externa desde que nació el PP” y “anuncia una comparecencia de Montoro y querellas contra los que “difamen” al PP”, por lo que se reforzará este argumento de las medidas. Además, en la noticia de EL PAÍS, podemos leer que será la “actual gerente y tesorera, Carmen Navarro”, quien dirija la investigación interna.
Aquí concluye esta primera semana de nuevos hallazgos en el escándalo de corrupción y los argumentos del PP, que viran en torno a tres direcciones: “B NO PP”, Todo es falso y “Castigaremos a quien se comporte de manera reprobable”.
2) Segunda semana: No lo sé + No desmiento + No me acuerdo + Silencio
Tras esto, nos encontraremos con unas explicaciones un tanto vagas o vacías. ¿Cómo debemos interpretar este tipo de enunciados que no logran despejar todas las dudas?
Según el lingüista Stephen Levinson, los hablantes solemos inferir una serie de informaciones de manera generalizada, o como él lo denomina, “presumiblemente”. ¿A qué se debe? Como decimos, Levinson postula que existe un principio que rige la comunicación, denominado la heurística de la Cantidad (HQ): “Lo que no se dice no se da”, a través del cual, el hablante “ha de proporcionar una aseveración informativamente fuerte, en función su conocimiento del mundo y que concuerde con los hechos”. Veamos estos ejemplos para entenderlo:
-NO LO SÉ: Es el caso del miércoles 23, que tras comparecer en rueda de prensa el ministro de Hacienda, leemos este titular: “Montoro asegura que no sabe si Bárcenas se acogió a la amnistía fiscal”. Hay que señalar que su certeza al afirmar que no tiene certeza de saber lo referido a Bárcenas y a la amnistía fiscal supone una grave contradicción con respecto al comunicado emitido el 17 de Enero de 2013 en el que el Ministerio de Hacienda desmentía las afirmaciones de su abogado.
-NO DESMIENTO + SILENCIO + NO ME ACUERDO: Por su parte, Rajoy se dejará de ironías y el viernes 25, confirma que “no desmentirá los supuestos sobresueldos hasta que finalice la auditoría ordenada dentro de su partido”. Asimismo, ese día, de viaje oficial en Chile, decide no permitir ninguna pregunta de los periodistas, y junto con ello, ese mismo día, el periodista Luis del Olmo le pregunta, en ABC Punto Radio, cuándo había sido la última vez que había hablado con Luis Bárcenas: “Pues la verdad es que no me acuerdo, Luis. No me acuerdo.”
El argumento que aquí se usa, como decimos con relación a Levinson, será denominado HQ, e implicará que los miembros del PP no se comprometan a afirmar o negar las acusaciones que están recibiendo.
Por último, señalaremos otro de los argumentos utilizados en esta segunda fase, y que se corresponde con la falacia retórica ad hominem que, pese a diferenciarse de los anteriores, se asemeja a ellas en que el hablante que lo usa no alude razones para rebatir la acusación (no se compromete), sino que descredita o ataca a la persona que lo acusa. En una de las respuestas de Montoro del día 23, cuando el diputado socialista, Pedro Saura, le hace esta pregunta, ocurre esto:
-Proponente:[…] ¿El ministro de Hacienda ha cobrado en B? ¿Ha cobrado un sobre?
-Oponente: En primer lugar, señor Saura, la ruindad en la política tiene un límite […]
http://www.youtube.com/watch?v=vXwG-W4qGdE&feature=player_detailpage
Levinson apunta también, como guía para el oyente, que este tendría que “aceptar que el hablante ha realizado la aseveración más fuerte de acuerdo con lo que sabe”. El lector, por tanto, observaría que, en este caso concreto, el ministro no ha negado taxativa y explícitamente la respuesta, y que en los anteriores no se han realizado intervenciones comprometidas con la pregunta formulada, sino que se ha tramado una estrategia comunicativa de desvinculación con la relación entre PP y Bárcenas.
3) Tercera fase: NEGACIÓN + ADMISIÓN 1er. PAGO = NEGACIÓN CON EXCEPCIÓN
Una vez hemos llegado hasta aquí, es donde nuestro análisis echa raíces en torno al escándalo de corrupción, ya que será el jueves, 31 de Enero cuando EL PAÍS publica Las cuentas secretas de Bárcenas, las supuestas fotocopias de la contabilidad secreta del PP que mostrarían los pagos y sobresueldos de numerosos miembros, así como los datos comprometedores de donaciones y financiaciones por parte de empresas privadas. Tras esto, y sirviéndonos de un discurso interrogativo implícito como “¿Qué dice el PP sobre este asunto”?, la negación vuelve a ser el contraargumento que predominará y de esta manera, Mª Dolores de Cospedal, en rueda de prensa ese mismo día, afirma: “Yo no voy a reconocer veracidad, ni tengo por qué a algo que no se corresponde con la contabilidad que tenemos en el partido, de ninguna manera, de ninguna manera”.
Después de esta primera intervención, simultáneamente en ese momento, Pío García Escudero, presidente actual del Senado, “reconoce un pago anotado por Bárcenas”, que consistía en un crédito prestado por el PP en 2000 tras haber sufrido un atentado de ETA que le destrozó su casa en Madrid. Esta admisión constituye un serio contra discurso con respecto a Cospedal, a quien le piden ahora una nueva explicación en función de las palabras de García Escudero, y que utilizará el nuevo argumento denominado “NEGACIÓN A MEDIAS o NEGACIÓN CON EXCEPCIÓN”
En consonancia con Cospedal, los barones del PP saldrán todos a una (Como en Fuenteovejuna, pero con un argumento distinto) y, oponiéndose al contra discurso de la admisión de un pago, negarán la existencia de estos papeles. (NEGACIÓN)
Aquí se pondrá fin al mes de Enero, con la publicación de estas cuentas secretas, que han provocado la indignación de los miembros del Partido Popular, así como de la oposición y de la ciudadanía. Gracias a una visión amplia del recorrido argumentativo de este primer mes, podríamos observar tres fases distintas, correspondientes a las tres últimas semanas del mes, en las que predominan esta serie de argumentos:
1) Negación de las informaciones publicadas (5 ocasiones)
2) Intervenciones discursivas que implican Heurística Q de Levinson (Lo que no se dice, no se da) (5 ocasiones)
3) B es particular; B NO PP (3 ocasiones)
4) Acciones: Amenazas de castigos a comportamientos reprochables (2 ocasiones)
5) Negación CON EXCEPCIÓN (1 ocasión)
En el próximo artículo proseguiremos con el análisis de mes de febrero y continuaremos analizando hacia qué dirección tenderán los argumentos que Bárcenas y el Partido Popular, con el fin de poder comprender, por un lado, qué es lo que está sucediendo en nuestro entorno político y, por otro, de qué manera se sirven del lenguaje para conseguir uno u otro objetivo.
Tomás Corcoles Molina
Videoblog:
Ángela Martínez Fernández
¿Flexi… qué?
Cada vez es más común unir partes de palabras para formar otras nuevas. La creación léxica es un recurso para denominar nuevas realidades. Este es el caso del término flexiguridad.
«… hay que ir al habla en donde están la vida y el dinamismo que renuevan continuamente la lengua por la creación de nuevos elementos, el abandono de otros y por las nuevas combinaciones de los existentes.» [J. J. Montés Giraldo, «Sobre los procedimientos de creación léxica y su clasificación», en LEA VI, 1984, pág.41]
La palabra flexiguridad (flexibilidad y seguridad) se refiere al proceso consistente en modernizar el mercado laboral teniendo en cuenta que los trabajadores podrán cambiar de trabajo cuando quieran o cuando así lo precise la empresa para la que trabajan con la seguridad de una alta protección social para los desempleados, así como una política de formación y reinserción laboral que aseguran la adaptabilidad de los empleados durante su vida laboral:
“Las estrategias de flexiguridad tratan de reducir las tasas de desempleo y mejorar la calidad de los puestos de trabajo en la Unión Europea (UE). Estas estrategias se basan en políticas que asocian la flexibilidad y la seguridad en el empleo. La Comisión pretende promover y mejorar la aplicación de estas políticas” [Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de Regiones. “Hacia los principios comunes de la flexiguridad: más y mejores empleos mediante la flexibilidad y la seguridad”. COM (2007) 359 final, de 27.6.2007]
En esta declaración del Parlamento europeo se quiere incluir una concepción nueva del trabajo, es por eso por lo que flexiguridad es un concepto positivo. Sin embargo, hoy por hoy, hay noticias que se hacen eco de que “…las nuevas condiciones del mercado laboral vienen marcadas por la flexibilidad y la inestabilidad, por mucho que la Unión Europea trata ahora de aplicar el concepto híbrido de “flexiguridad” [“El fin del empleo seguro”, J. Luis Barbería, EL PAÍS, 22/06/2008] y se presenta flexiguridad como término negativo.
Ante esta dicotomía que nos ofrecen los ejemplos anteriores surge el interés por saber qué connotaciones tiene la palabra flexiguridad. Teniendo en cuenta su carácter neológico, las connotaciones positivas o negativas que adquiera el nuevo término dependerán de las palabras que lo acompañen. Para definir sus límites se han buscado referencias en artículos periodísticos, económicos, políticos, sindicales y académicos (125 referencias) que permiten analizar dichas combinaciones. Las palabras que acompañan a flexiguridad en las referencias estudiadas quedan recogidas en la siguiente tabla que en la que los conceptos positivos que acompañan al término aparecen separados de los negativos y se agrupan según la categoría gramatical a la que pertenecen:
Sin embargo, las contribuciones negativas las encontramos en boca de los sindicatos que ven con desconfianza las medidas que conlleva el término a nivel laboral y critican sobre todo las posibles complicaciones o dificultades en la ejecución.El análisis del corpus muestra que el término flexiguridad aparece asociado a más aspectos positivos que negativos, en una proporción de 105 a 20. Estas contribuciones positivas las encontramos en declaraciones, estudios, noticias, libros o trabajos de políticos, periodistas, analistas, economistas e Informes de la Comisión Europea [COM(2007)359 ] e incluso proyectos subvencionados por el Ministerio de Trabajo e Inmigración del Gobierno de España [Proyecto FIPROS 2008/35].
“CC.OO. y UGT (…) han calificado de «grave error» que se impulse la ‘flexiseguridad’ en los mercados” [http://www.europapress.es/economia/laboral-00346/noticia-economia-laboral-ccoo-ugt-califican-profundamente-decepcionantes-conclusiones-consejo-europeo-20110328140342.html]
Como todo neologismo, la palabra flexiguridad necesita, para asentarse en un idioma, un proceso que puede ir, desde su aparición en el habla de los usuarios hasta ocupar un lugar en un diccionario especializado o ser, por el contrario, un término que se genera en un campo específico y que llega al habla por su uso. ¿En qué momento se encuentra la palabra en su proceso de inserción en la lengua?
Las palabras que destacan en el análisis de la tabla por su índice de frecuencia son incentivar, impulsar, activar, verbos que tienen que ver con el inicio de una acción, lo que se corresponde con el momento de inicio del proceso de asentamiento de la nueva palabra creada al idioma, y es esto mismo lo que provoca discursos a favor de la acción y su consecuente reacción, desde la batalla impuesta: eficaz, funciona, impulsar, mejoras frente a no convence, cuestionamos, rechazar, impracticable.
Dentro del mundo político y del mundo laboral el concepto flexiguridad intenta ser una solución creíble para la crisis económica actual. Otros verbos con los que se asocia tienen que ver con la defensa del concepto; así, se habla de aboga, insta o recomienda.
“El presidente del Consejo Europeo insta a aplicar la flexiguridad” [http://www.flexiseguridad.es/2011/presidente-consejo-europeo-insta-aplicar-flexiseguridad-flexiguridad/]
Debido a su carácter neológico, la palabra flexiguridad está en el momento de encontrar su definición y de justificar su necesidad, por eso aparece bien como sujeto, bien como atributo de oraciones copulativas con el verbo ser y en algún caso en formas de aposición, o de yuxtaposición. Para darle contenido a la palabra, más allá de la unión flexible-seguro, se la asocia de esta manera con sustantivos que hacen referencia a aspectos laborales positivos.
“[…] posiblemente la flexiseguridad sea una solución por la que vale a la pena apostar […]”[EL PAÍS, 21/02/2012
‘Flexiguridad’, un modelo no sólo para los daneses”[5 DÍAS 12/12/2009]
“La «flexiguridad» es una forma novedosa de concebir el mercado de trabajo” [Diario de Mallorca, 9/02/2009]
“Flexiseguridad, el concepto de moda para crear empleo en Europa” [Euroxpres, 18/02/2012]
“La flexiseguridad es un modelo laboral que surgió en Dinamarca en los años 80 y busca el punto de equilibrio entre la flexibilidad y la seguridad, tanto para el trabajador como para la empresa.” [http://trabajotemporal.unique.es/2012/09/20/%C2%BFque-es-la-flexiseguridad-laboral/]
“La flexiseguridad laboral (flexicurity) es una elaborada noción europea que implica un renovado equilibrio entre la flexibilidad y la seguridad en las relaciones laborales.” [http://www.cincodias.com/articulo/opinion/flexiseguridad-laboral-europea/20110324cdscdiopi_4/]
“El objetivo es la flexiseguridad”. [http://www.elblogsalmon.com/mundo-laboral/flexiseguridad-bonita-palabra-si-no-estuviese-vacia]
Las calificaciones forma novedosa, concepto de moda, nuevo paradigma o tendencia asocian flexiguridad con una noción laboral nueva positiva. Esta idea se acentúa cuando las palabras que acompañan al término son ventaja, sistema, modelo, eficacia, éxito, remedio, o solución. Los adjetivos que la califican: activas, efectivas, estimuladoras, generan expectativas de mejora y los verbos que se utilizan, perspectivas de reactivación: impulsar, incentivar, promueve, aboga, aplicar.
“La flexiguridad es una forma novedosa de concebir el mercado de trabajo”[Diario de Mallorca, 9/02/2009]
“[…] posiblemente la flexiseguridad sea una solución por la que vale a la pena apostar […]” [EL PAÍS, 21/02/2012]
Por otro lado, flexiguridad asociada a estrategia, reforma o plan se puede entender como algo positivo si lo valoramos como mecanismo para dar respuesta a la crisis. Aparece como panacea o fórmula mágica que ya funciona en otros países.
El ministro de Empleo danés exhibe la tasa de paro más baja de toda la UE: un 3,7%. Su secreto se llama ‘flexiguridad’, un sistema que combina el despido libre con la máxima protección social. El resultado es que el 75% de los parados vuelve a trabajar en menos de un año. Muchos ven en su caso la panacea contra la deslocalización que trae la globalización.
[http://www.elmundo.es/suplementos/nuevaeconomia/2007/378/1182636009.html]
Para que llegue además a todos los sectores sociales, los discursos incluyen cuestiones sobre el género, culturales o las políticas de inclusión social.
“Flexiseguridad e Igualdad de género” es un estudio realizado por la Fundación Alternativa que pretende adaptar parte del modelo económico y social de Dinamarca para que la mujer española pueda compatibilizar mejor la vida laboral con la familiar.” [http://www.canalsolidario.org/noticia/conoces-la-flexiseguridad-acercate-a-ella-y-concilia/22596]
Así, nace un término que aúna dos conceptos que hasta hace muy poco tiempo eran casi contrarios y se presenta en sociedad rodeado de conceptos, adjetivos y verbos que incitan a apoyar estas medidas, con el objetivo de que crezca, madure y se instale en nuestro vocabulario con connotaciones positivas.
¿Tiene futuro la palabra flexiguridad en nuestra lengua? ¿Tiene futuro la flexiguridad laboral en nuestra realidad social?
En este análisis encontramos palabras como estrategia, remedio, solución, tendencia, sistema, pero otras como confianza, esperanza, honestidad, humildad, trasparencia, solidaridad no aparecen en estos discursos acompañando al término “flexiguridad”. ¿Serán estos los ingredientes secretos de la poción mágica que funciona en otros países y no en el nuestro?
Laura Pérez Sanchis
Érase una vez un fenómeno llamado “escrache”
20/06/2013
Basta con observar nuestra realidad con un mínimo de curiosidad para darse cuenta de que una de las tantas consecuencias de las crisis es el salto a la arena de ciertos conflictos sociales que, a menudo, generan verdaderas contiendas lingüísticas. Aunque sea lingüístico, estamos hablando de un verdadero combate, así que se hacen necesarios dos bandos confrontados que, además, estén armados de pies a cabeza. Uno de los bandos nace del malestar social habitual en época de crisis, manifiesto en la desconfianza hacia aquellos a quienes se suele culpar de la situación y en el sentimiento de colectividad por parte de los que la padecen. Ante este panorama, la sociedad molesta se arma de grupos y de movimientos sociales. Por supuesto, la reacción de los señalados como culpables había de llegar. Este es el otro bando, el que empuña como principal arma la Retórica. La selección de un arma como esta ya nos da cuenta de los objetivos: la persuasión. La pregunta es: ¿persuadir de qué?
Este panorama de conflicto lingüístico que acabamos de exponer sintetiza una de las situaciones que vivimos hoy como consecuencia de la actual crisis. En esta entrada, expondremos el caso de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y, concretamente, trataremos el ya celebérrimo fenómeno del escrache, por ser la principal diana de todas las flechas retóricas de los adversarios. El objetivo que perseguimos es observar los argumentos que se emplean contra este fenómeno con el fin de convencer de que no puede concebirse en una sociedad democrática como la nuestra.
Uno de los argumentos fundamentales que se dirigen contra el escrache es aquel que pone de relieve su carácter violento. Rafael Hernando, portavoz popular en el Congreso, lo formula perfectamente: “un escrache es acoso y los acosos son violentos” http://www.elmundo.es/elmundo/2013/05/01/espana/1367405157.html.
Hernando elabora el argumento basándose en una deducción lógica que nos lleva a la conclusión implícita de que el escrache es violento:
a) un escrache es acoso
b) los acosos son violentos
Por tanto: c) el escrache es violento.
Sin embargo, para llegar a una conclusión a partir de una deducción, es necesario dar por verdaderas todas las premisas. Fundéu define los escraches como “manifestaciones que se convocan frente al domicilio o lugar de trabajo de personajes públicos para reprobar su comportamiento en determinados asuntos políticos o sociales”. Si nos atenemos a la definición, el rasgo [+acoso] no parece ser propio del concepto escrache, por lo que la premisa de la que partía el portavoz –“un escrache es acoso”–, en principio, no puede ser considerada como verdadera. De esta forma, la conclusión a la que se llega no es válida lingüísticamente; la violencia no forma parte de la definición léxica del término escrache.
El SUP (Sindicato Unificado de Policía) parece estar de acuerdo: “en un escrache, seguimiento o manifestación pacífica, puede haber o no coacciones, amenazas o acoso” (http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/policia-pide-los-agentes-que-usen-palabra-escrache-2370749). Precisamente por esto, no deja de ser llamativo el hecho de que la policía haya ordenado que se deje de emplear el término escrache:
En todas las comunicaciones, escritos y diligencias en las que se notifique que se han producido acosos, amenazas y coacciones a representantes políticos, dejará de utilizarse el término ‘escrache’. (http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/policia-pide-los-agentes-que-usen-palabra-escrache-2370749).
El objetivo es que este término sea sustituido por “la acepción castellana correspondiente”. La propia policía propone acepciones como “acoso, amenazas o coacciones”. Resulta algo paradójico, porque escrache y acoso no son sinónimos. Emplear, como sustituto de escrache, el término acoso supone añadir a la realidad una carga significativa muy distinta.
En cualquier caso, atribuirle esa carga semántica de violencia al término escrache es una tendencia generalizada. De hecho, algunos incluso dan un paso más y lo utilizan como premisa presupuesta para elaborar su argumento. En palabras de Cospedal:
Los acosos, la violencia física y verbal, los ataques a las personas, a sus familias, a sus viviendas; eso no refleja más que un espíritu totalitario y sectario, y eso es lo más contrario que hay a la democracia.
Cospedal, en estas declaraciones, acepta como presupuesto que el escrache es violento y lo toma como premisa. Esta, junto a la premisa implícita de que la violencia es totalitarismo, nos permite llegar a la conclusión final de que el escrache es totalitario y, por tanto, antidemocrático. El problema es que, en Retórica, verdad es únicamente aquello que no se discute y, como se ha comentado anteriormente, que escrache signifique violencia es discutible, al menos desde el punto de vista lingüístico.
Eva Durán también ha apelado al carácter antidemocrático del “traslado de las protestas a la puertas de las casas de diputados”: “no se puede hacer, estamos en un Estado de derecho democrático”
(http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/04/05/madrid/1365164740_566932.html)
Esta premisa nos lleva a la conclusión implícita de que el escrache no es entendido como un fenómeno democrático. Sin embargo, dar por cierta la premisa supone pasar por alto que las manifestaciones ante domicilios privados están reconocidas por el derecho internacional. La propia Amnistía Internacional, ante las críticas realizadas contra el escrache, explicaba lo siguiente: “la protesta social, sea en la forma que sea y siempre que se lleve a cabo de forma pacífica, es un derecho inalienable”
De esta forma, parafraseando a Durán, lo que podemos concluir es que precisamente el hecho de estar en un Estado de derecho democrático es lo que permite las protestas ante las casas de diputados.
En los discursos políticos, otro de los argumentos más recurridos es el emotivo. En el caso del escrache, se nos recuerda que en las casas de los diputados hay menores. Así lo hace Sáenz de Santamaría: “este tipo de protestas afectan especialmente a gente del núcleo familiar que no está en esto”, “ellos no pueden protegerse por sí solos” http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/19/espana/1366380573.html.
La vicepresidenta elabora su argumento sobre la base de un topos aceptado por todos: los niños son personas desprotegidas e indefensas. El principal inconveniente es que los niños desahuciados también cumplen con este topos y, sin embargo, de momento, su situación no ha sido remediada. Es decir: existe una contradicción entre la crítica de Santamaría hacia los escraches y lo que su Gobierno pone, o mejor dicho, no pone en práctica. Además, la vicepresidenta utiliza su argumento para concluir que “cuando uno se salta las normas está fuera de ese sistema de derechos y libertades que nos hemos dado”. Para llegar a esta conclusión, se recurre de nuevo a un topos: los niños son intocables. De esta forma, actuar de modo que los niños salgan perjudicados supone saltarse las normas y, por tanto, estar fuera del sistema democrático o, lo que es lo mismo, ser antidemocrático. No obstante, que los escraches puedan perturbar la tranquilidad de unos menores, en principio, no garantiza que estemos ante un fenómeno antidemocrático. En cualquier caso, la veracidad de la conclusión no parece importar demasiado cuando aquello a lo que se apela con el argumento emotivo es a un sistema de creencias y valores que juzgue la consideración como legítima.
El último argumento destacable contra el escrache es aquel que se funda sobre la base de la ley. El día 12 de abril, uno de los titulares de 20 minutos decía lo siguiente: “Cifuentes, ante la polémica: ‘no se sanciona por hacer escraches, sino por incumplir las leyes’”. En el artículo (http://www.20minutos.es/noticia/1785345/0/cristina-cifuentes/escraches/sanciones-expedientes/), la delegada argumenta que los escraches incumplen la ley que obliga a los ciudadanos a comunicar cualquier tipo de manifestación y que es este el motivo de las sanciones que se están interponiendo a los participantes. La premisa de la que se parte en este caso es verdadera, por lo que, en este sentido, podemos concluir la ilegalidad de los escraches no comunicados. Resulta algo contradictorio, sin embargo, que se sancione por el incumplimiento de las obligaciones del ciudadano pero no se sopese sancionar el incumplimiento de las leyes que recogen sus derechos, como el derecho a una vivienda digna, recogido en el artículo 47 de la Constitución Española.
A estas alturas, es evidente la posición con respecto al escrache, al menos, de aquellos políticos cuyos argumentos hemos tratado. Aun así, unas últimas aclaraciones, por si queda algún despistado: el fin último es sobrevivir en la arena (y, con un poco de suerte, convertirse en leyenda). Pero la batalla se ha trasladado al terreno de la Retórica, con el fin de intentar persuadir de la ilegitimidad del fenómeno escrache. Las armas empleadas son argumentos que permitan construir un buen relato, una historia creíble y convincente sobre la realidad que vivimos. Lo que no saben es que trasladar la batalla al terreno de la Retórica nos concede la fastuosa posibilidad de discutir y, por tanto, de impedir que su relato, esa única realidad posible, se convierta en la verdad.
¿Quien dijo «crisis»?
15/06/2013
La crisis actual en España no solo afecta a la política, a la educación o a la sanidad, sino que también está presente en el campo de la publicidad. Es más, las huellas de la crisis en la publicidad ya vienen notándose desde lejos: los publicistas han cambiado sus estrategias y argumentos, hasta el punto de haber utilizado la propia crisis como argumento. Pero, ¿cómo se puede utilizar el propio argumento de la crisis para vender en tiempos de crisis? Obsérvese el siguiente anuncio:
Trascripción:
‘‘Me mata la curiosidad. ¿Por qué sigues dejándote una pasta en el móvil? Despierta y pásate a MÁSMÓVIL, te ofrecemos el contrato más libre, sin ataduras, con las mejores tarifas del mercado, cero céntimos minuto entre nosotros. Cámbiate a MÁSMÓVIL antes del quince de diciembre y te regalamos un viaje con Ryanair. ¿Quién dijo crisis?’’
En este primer anuncio, de la compañía telefónica MÁSMÓVIL, se nos ofrece un vuelo de regalo si contratamos una línea telefónica de la compañía.
También el siguiente anuncio, ahora en formato estático, trabaja con la presuposición de la crisis:
Este segundo anuncio forma parte de una página electrónica (www.oheme.es) dedicada a dar a conocer trucos de belleza, consejos para hacer un regalo, pasos para cocinar algún plato, etc. En este caso, en concreto, se muestra un truco para ahorrar en cosméticos, recortando el envase para sacar el contenido al que no tenemos alcance si no lo recortamos y hurgamos dentro.
En los dos anuncios anteriores, como en otros muchos, se cuestiona la crisis como argumento fundamental de adquisición de productos: “¿Quién dijo crisis?’’. Aparentemente, podríamos decir que la estrategia que emplean es la misma, ya que utilizan la misma fórmula. Sin embargo si profundizamos en el argumento que desarrolla cada uno de ellos, nos encontramos con que los argumentos más bien son opuestos. Vamos a ver cómo trabajan las estrategias estos dos anuncios desde a) el punto de vista lingüístico, b) del tono que emplean los sujetos y c) de los argumentos en los que se basan.
a) Desde el primer punto de vista vamos a ver cómo funcionan lingüística y retóricamente. Como ya se ha dicho, en los dos anuncios se utiliza el mismo enunciado: “¿Quién dijo crisis?”, que constituye una interrogativa parcial. La interrogativa parcial es aquella que está formulada mediante un pronombre, un adjetivo o un adverbio interrogativo, por lo tanto, la respuesta nunca puede ser «sí» o «no». En estas interrogativas se asume la existencia de un enunciado anterior al que hace referencia la interrogativa, que en este caso es Hay alguien que dijo ‘crisis’. Ese “alguien” presupuesto se corresponde con el pronombre interrogativo quién; dicho con otras palabras, el quién sustituye a uno de los elementos del predicado, el “alguien” que dijo crisis. Así pues, en este enunciado no solo está la voz de las empresas que publicitan el producto, sino también se aprecia otra voz, que es la representada por el pronombre interrogativo quién. Esto, en Lingüística, se denomina polifonía (Ascom y Ducrot).
Veamos en el siguiente esquema más claramente las dos voces que hay en el enunciado
–Enunciador 1: aquellos que han dicho crisis (Quién)
2 voces:
–Enunciador 2: la empresa, MÁSMÓVIL y Oheme (¿Quién dijo crisis?)
b) El segundo punto de vista desde el que se pueden analizar recurso estos anuncios es el tono que emplean los sujetos. El sujeto hablante o enunciador 2 de los anuncios (MÁSMÓVIL, Oheme) no adopta la misma actitud en cada uno de ellos, y es aquí donde entra en juego lo irónico. Como señalan las investigaciones del Grupo GRIALE (www.griale.es), una de las marcas de la ironía es la entonación. En este anuncio lo que ocurre es que el sujeto se dirige en tono burlesco al enunciado del que se hace eco, Alguien dijo crisis, para desacreditarlo.
En el anuncio de cosmético de Oheme, en la actitud del emisor a su receptor no se encuentra una actitud burlesca. Con ¿Quién dijo crisis? el vendedor busca atenuar la imposición de su opinión (que no hay crisis), para que el oyente reciba la exigencia de compra de una forma más suave y cortés, y por ello quizás más efectiva.
c) Si atendemos al último punto de vista, la argumentación, se observa que en el anuncio de Oheme se ofrece el producto como una solución a la crisis, una alternativa para “aprovechar al máximo” ese producto. Se apoya en que existe la crisis. Sin embargo, el anuncio de MÁSMÓVIL nos muestra lo contrario; también se apoya en la presuposición pero, en este caso, para negar la existencia de la crisis. MÁSMÓVIL muestra el producto como una justificación de la negación de la crisis, ya que a nadie se le ocurriría regalar un viaje en los tiempos que corren.
Estas estrategias se ven reflejadas, además, en la posición física del enunciado que estamos analizando, en cada uno de los dos anuncios. Mientras que en el de MÁSMÓVIL aparece al final, en el anuncio de Oheme se presenta al inicio. En este segundo caso, al aparecer al principio ya está presente en todo el anuncio la idea de que existe la crisis para remarcar que el producto fue creado para dar una solución. En el anuncio de MÁSMÓVIL, al aparecer como conclusión del anuncio, queda patente que el producto es el argumento que nos lleva a esa conclusión de que no hay crisis.
Podemos ver en este esquema las estrategias de cada uno de los anuncios:
El producto como alternativa = hay crisis ––––> el producto se vende
Alguien dijo «crisis»
El producto como oferta = olvida que hay crisis ––––> el producto se vende
La meta de los dos anuncios es, lógicamente, la misma, vender el producto; pero, sin embargo, en cada uno uno de ellos con un argumento no solo distinto, sino opuesto: en uno se niega la crisis, en el otro se reconoce su existencia. Lo que hace posible esta relación argumentativa son los encadenamientos que hay detrás de ella:
< crisis, ventas>
En el caso de MÁSMÓVIL se realiza como <− crisis, + ventas>. Se quiere aislar la crisis para que la gente aproveche su oferta, de forma que consuma más. Sin embargo, en el caso de Oheme el tópico que subyace a la estrategia del argumento es <+ crisis, – ventas>, por lo que, si el empresario quiere vender, ha presentar el producto como solución. Así pueden atraer a los consumidores que sí creen en la crisis y lo que buscan es un mayor ahorro en sus compras.
Así pues, señores empresarios, ha llegado la hora de enfrentarse con la crisis o simpatizar con ella. Sobre la utilización de la crisis para vender se podrá estar de acuerdo o no, pero lo que no se puede negar es que, una vez más, la publicidad va cogida de la mano de la situación que se está viviendo en el país. Además, se trata de una estrategia original, resulta impactante que se haga publicidad con la crisis y que incluso pueda llegar a ser beneficioso para la venta del producto.
Como dice el refrán: “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”.
Las retóricas de la crisis
07/06/2013
Intervención de Salvador Pons Bordería en el Seminario «El lenguaje de la crisis», organizado por Fundéu, UE y la Fundación San Millán. La intervención comienza en 1:34′ 25»
http://www.youtube.com/watch?v=3EKyh4WRyS4&feature=player_detailpage
V de viñeta
03/06/2013
V de Viñeta
Hace ya tiempo que la corrupción vive entre nosotros, tanto es así que ha dejado de sorprendernos el descubrimiento de una trama aquí, de una trama allá; la cotidianidad de su presencia hace que la veamos, casi, como la característica por defecto del entramado político vigente.
El gobierno, por su parte, no puede dar la espalda a un hecho que es evidente a los ojos de todos, y durante el último Debate sobre el Estado de la Nación, el director del Ejecutivo español propuso un “pacto sobre la corrupción” que debía implicar a todos los partidos legales de España. Así, se habla de investigar, de condenar, de llegar al fondo; pero solo eso, se habla. En este uso que se ha ido haciendo de la palabra, notificamos cómo se trabajan términos como corrupción y su nuevo antónimo contextual: transparencia. Se trata, pues, de la creación de un sentido específico para cada una de las voces, que hace que se opongan en entornos discursivos políticos. Pero, ¿cómo se ha producido este proceso por el que dos palabras que no lo eran son ahora antitéticas? ¿Qué rasgos de cada una de ellas se utilizan a la hora de relacionarlas antagónicamente?
En el DRAE observamos que a la definición de corrupción
«En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores»
le acompaña la etiqueta Derecho, dando cuenta de la restricción que se efectúa, a través de la metáfora, con respecto al campo de actuación del genérico corrupción.
¿Pero cómo de real es esa restricción? La automatización con la que empleamos el término nos hace olvidar esos sentidos originarios que revisten tan socorrido vocablo. Estas acepciones, de alcance puramente físico, nos remiten a la podredumbre, a la descomposición, a lo caducado, a lo infestado, incluso a lo maloliente.
Parece que, en la utilización político-económica, este sentir de abierta afección física se ha rebajado un tanto, una vez que la metáfora ha sido puesta en circulación e insistentemente reiterada. Sin embargo, de un tiempo para acá, las tiras cómicas de algunos periódicos y revistas –ese tradicional espacio de resistencia que trabaja a golpe de humor– se han propuesto recuperar esos valores primigenios aplicados al terreno del fraude político.
Es en esta línea en la que hallamos viñetas como la siguiente:
http://ruarodriguez.wordpress.com/category/vinetas/
En ella se nos da una descripción gráfica de corrupción, en la que se hace patente la idea de mugre y suciedad; proponiendo, además, una hipérbole solo aplicable al caso español, para el que se expone la noción de acumulación.
Esta reaparece en la siguiente viñeta, que da cuenta de la expansiva potencia de la corrupción.
http://elpais.com/elpais/2013/02/08/vinetas/1360336647_574861.html
Por su parte, este concepto de inmundicia llega al límite de la excreción en la siguiente viñeta, en la que se apela, incluso, al olor fétido y miasmático que desprende la corrupción:
http://elpais.com/diario/2010/04/16/vinetas/1271368801_850215.html
Poco a poco, en nuestro recorrido gráfico, hay una idea que viene a imponerse, y es la que entiende la corrupción, en su totalidad, como una enfermedad social. Esto no es nuevo ni siquiera en nuestro blog, en el que hace poco menos de un año se publicó una entrada que desarrollaba la identificación de la crisis con una enfermedad (REFERENCIA CRUZADA). En este sentido, la siguiente viñeta nos habla de un contagio –evitable– de la acción corruptiva:
http://www.euribor.com.es/2013/02/16/la-vineta-de-la-semana-184/
En contraposición a esta otra, en la que el contagio es ya irreversible:
http://blogs.publico.es/manel/2216/menudo-ejemplar/
Esta alteración, como introducíamos al principio, ha tenido que ser asimismo reconocida por la jefatura del estado, hecho que queda también vehiculado por las tiras cómicas, en las que se pone en boca del gobierno una voluntad higienista. Así, a la suciedad se enfrenta la limpieza; frente a la oscuridad, encontramos claridad y transparencia; y ante ese ‘apestar a podrido’ encontramos el implacable aerosol ‘con olor a pino’:
http://sesiondecontrol.com/actualidad/humor/olor-a-pino/
En el siguiente caso se explicita incluso la retórica gubernamental, que se defiende alegando “Somos el partido más limpio de España” y defendiendo que “La higiene en la vida pública es una exigencia moral”. La viñeta, de lo más caricaturesca, realza un cromatismo azul y blanco, supuesto nexo de unión entre la higiene y el logotipo del partido liderado por Rajoy:
http://unidosxlahispanidad.blogspot.com.es/2012/11/vinetas-sobre-corrupcion-politica-i.html
La información implícita revelada por estas dos viñetas es que el Gobierno recibe las críticas de corrupción que sobre él pesan, y les responde defendiéndose ‘desde la bañera’. Como sostuviera Tácito, “cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene” y en nuestro caso el Gobierno tiene entre manos la famosa ‘Ley de Transparencia” – Texto aprobado en el Consejo de Ministros de 27 de julio de 2012-, cuyo alcance se intenta ampliar ahora a la Casa Real.
De este proyecto de ley se hacen eco viñetas como las siguientes, acompañadas siempre de un tono escéptico y descreído:
http://elpais.com/elpais/2013/01/30/vinetas/1359562148_791161.html
En la viñeta superior se observa la paradoja entre el contenido de las palabras de la figuración de Rajoy, que apela a la “prístina transparencia en la gestión política” y el modo intencionado con el que el dibujante plantea la duda desde la forma plástica: tapando, oscureciendo, parcheando algunas de las partes del mensaje y de la ilustración.
La siguiente va más allá, pues en ella se muestra una hipotética sugerencia al Presidente por parte de políticos corruptos, quienes proponen, como solución a los problemas, la despenalización de la corrupción:
Sin apenas darnos cuenta, hemos observado cómo el proceso del que hablábamos al principio fluye de forma natural a través de las viñetas adjuntas: a la corrupción política se le devuelven sus tintes primarios, y la putrefacción del organismo –entiéndase político– nos devuelve una idea clara de descomposición que, según el gobierno, exige transparencia para reconquistar la salubridad pública. En este sentido, las viñetas pueden ayudarnos a desgranar algunos de los rasgos pertinentes de cada una de las voces; a saber:
Legalidad |
Moralidad |
Confianza |
Lealtad |
Eficacia |
Progreso |
|
Corrupción |
– |
– |
– |
– |
– |
– |
Transparencia |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
Estos testimonios pueden hacernos creer que la ley se está ejecutando severamente, pero no olvidemos que la palabra es poderosa, tanto, que puede inducirnos a pensar que su génesis implica acción. Sin embargo, las poco inocentes viñetas que bombardean los medios de comunicación escrita diariamente parecen preguntarnos… ¿no será la argumentación la que encubre el hecho de que la acción no se realice? Tomando las palabras de Frank Herbert, “la corrupción lleva infinitos disfraces” y, bajo nuestro punto de vista, el más grueso es el de la retórica.
Natalia Castillo